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NUEVA ENCÍCLICA DE JUAN PABLO II

Los ejes de una encíclica

Objeción de conciencia contra aborto y eutanasia

La Evangehum vitae, de 196 páginas, tiene como ejes principales la condena del aborto, de la eutanasia y de la reproducción artificial, "síntomas alarmantes" de una "cultura de la muerte" imperante en la sociedad moderna, según el Papa.Aborto y anticoncepción. "Para facilitar la difusión del aborto se han invertido y se siguen invirtiendo ingentes sumas destinadas a la obtención de productos farmacéuticos, que hacen posible la muerte del feto en el seno materno sin necesidad de recurrir a la ayuda del médico. La misma investigación científica sobre este punto parece preocupada casi exclusivamente por obtener productos cada vez más simples y eficaces contra la vida y, al mismo tiempo, capaces de sustraer el aborto a toda forma de control y responsabilidad social. ( ... ) Es cierto que anticoncepción y aborto, desde el punto de vista moral, son males específicamente distintos: la primera contradice la verdad plena del, acto sexual como expresión propia del amor conyugal, el segundo destruye la vida de un, ser humano: la anticoncepción se opone a la virtud de la castidad matrimonial, el aborto se opone a la virtud, de la justicia y viola directamente el precepto divino 'no matarás"'.

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Eutanasia. "(...) es cada vez más fuerte la tentación de la eutanasia, esto es, adueñarse de la muerte, procurándola de modo artificial y poniendo así fin 'dulcemente' a la propia vida o a la de otros. En realidad, lo que podría parecer lógico y humano, al considerarlo en profundidad, se presenta absurdo e inhumano. Estamos aquí ante uno de los síntomas más alarmantes de la 'cultura de la muerte', que avanza sobre todo en las sociedades del bienestar, caracterizadas por una mentalidad eficiencista que presenta el creciente número de personas ancianas y debilitadas como algo demasiado gravoso e insoportable. (...) Para un correcto juicio moral sobre la eutanasia es necesario ante todo definirla con claridad. Por eutanasia en sentido verdadero y propio, se debe entender una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. (...) De acuerdo con el magisterio de mis predecesores y en comunión con los obispos de la Iglesia católica confirmo que la eutanasia es una grave violación de la ley de Dios. ( ... ) Compartir la intención suicida de otro y ayudarle a realizarla mediante el llamado 'suicidio asistido' significa hacerse colaborador, y algunas veces autor en primera persona, de una injusticia que nunca tiene justificación, ni siquiera cuando es solicitada".

Objeción de conciencia médica.

"Las leyes que autorizan y favorecen el aborto y la eutanasia se oponen radicalmente no sólo al bien del indidivuo, sino también al bien común, y, por consiguiente, están privadas totalmente de auténtica validez. ( ... ) Cuando una ley civil legitima el aborto o la eutanasia deja de ser, por ello mismo, una verdadera ley civil moralmente vinculante. Así pues, el aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar. Leyes de este tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia".

Reproducción artificial. "También las distintas técnicas de reproducción artificial, que parecían puestas al servicio de la vida y que son practicadas no pocas veces con esta intención, en realidad dan pie a nuevos atentados contra la vida. Más allá del hecho de que son moralmente inaceptables desde el momento en que separan la procreación del contexto integralmente humano del acto conyugal, estas técnicas registran altos porcentajes de fracaso. Éste afecta no tanto a la fecundación como al desarrollo posterior del embrión, expuesto al riesgo de muerte, por lo general en brevísimo tiempo. Además, se producen a menudo embriones en número superior al necesario para su implantación en la mujer, y éstos así llamados embriones supernumerarios' son posteriormente suprimidos o utilizados para investigaciones que, bajo el pretexto del progreso científico o médico, reducen en realidad la vida humana a simple 'material biológico' ' del que se puede disponer libremente".

Democracia y moral. "Cuando una mayoría parlamentaria o social decreta la legitimidad de la eliminación de la vida humana aún no nacida, inclusive con ciertas condiciones, ¿acaso no adopta una decisión tiránica respecto al ser humano más débil e indefenso? ( ... ) La democracia no puede mitificarse convirtiéndola en un sustitutivo de la moralidad o en una panacea de la inmoralidad".

Pena de muerte. "En este horizonte se sitúa también el problema de la pena de muerte, respecto a la cual hay, tanto en la Iglesia como en la sociedad civil, una tendencia progresiva a pedir una aplicación muy limitada, e, incluso, su total abolición. La pena que la sociedad impone tiene como primer efecto el de compensar el desorden introducido por la falta. ( ... ) Es evidente que la medida y la calidad de la pena deben ser valoradas y decididas atentamente, sin que se deba llegar a la medida extrema de la eliminación del reo salvo en casos de absoluta necesidad, es decir, cuando la defensa de la sociedad no sea posible de otro modo. Hoy, sin embargo, gracias a la organización cada vez más adecuada de la institución penal, estos casos son ya muy raros, por no decir prácticamente inexistentes".

Grave deterioro moral. "El hecho de que las legislaciones de muchos países, alejándose tal vez de los principios básicos de sus Constituciones, hayan, con sentido no penar o incluso reconocer la plena legimitad de esas prácticas, contra la vida es un síntoma preocupante y causa no marginal de un grave deterioro moral. ( ... ) La misma medicina ( ... ) se presta cada vez más en algún sector a realizar estos actos contra la persona".

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