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El Plan General de Madrid echa a andar entre los malos presagios de la oposición

El diseño de Madrid para el siglo que se avecina contará sólo con el respaldo de los concejales del Partido Popular. Y no de todos. El ex presidente del distrito Centro Ángel Matanzo anunció por fin su abandono del PP de manera pública y oficial, y se abstuvo en la votación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana. De ese modo, 29 de los 57 ediles que representan a los madrileños dieron su parabién a las reglas del juego del urbanismo madrileño. La oposición pronostica que este planeamiento obligará, a subir los impuestos municipales.El discurso político reprodujo, en el salón de plenos, las, declaraciones de los portavoces de los partidos en las conferencias de prensa de días anteriores. El concejal de Urbanismo, José Ignacio Echeverría, abrió el debate con un larguísimo panegírico (casi dos horas) en defensa del plan, que pretende la construcción de 300.000 viviendas, una ciudad olímpica, la reforma del eje paseo del Prado-Recoletos o la rehabilitación del centro. Los grupos de la oposición respondieron que se trata de un plan inviable y especulativo.

PSOE e IU coinciden en que, para llevar a cabo las inversiones previstas en el plan, el Ayuntamiento deberá aumentar los impuestos y la deuda municipal. Una conclusión que se esfuerzan en negar tanto Echeverría como el alcalde, José María Álvarez del Manzano. Alegan que las inversiones previstas (los 36.000 millones el primer año, 40.000 millones el segundo y 28.000 millones el tercero, que saldrán de las arcas municipales) coinciden prácticamente con las cifras de inversión presupuestadas en los últimos ejercicios., En 1995 se han reservado unos 25.000 millones de inversión en las áreas municipales, juntas de distrito y Gerencia de Urbanismo.

El portavoz de IU, Paco Herrera, contraargumenta que el presupuesto de inversiones se gasta también en pagar deudas de obras ya hechas o en reponer muebles u objetos deteriorados.

El presidente regional, Joaquín Leguina, volvió a decir ayer que el plan del PP para Madrid es "una carta a los Reyes Magos"; en este caso, una carta a la Administración autonómica y estatal, que deben aportar 950.000 millones de pesetas de los 1,387 billones que costaría acabar el plan general.

"Lo único que hay en los documentos del Plan General", explica el alcalde, "es un horizonte, un escenario hipotético. Lo cierto es que partimos de una situación privilegiada: el Ayuntamiento más saneado de los grandes y la ciudad más barata".

José María Álvarez del Manzano aceptó, eso sí, la sugerencia de los grupos de la oposición para ampliar el plazo de exposición al público del plan de urbanismo (en principio se había previsto a partir de hoy y hasta finales de julio). Así, los madrileños podrían visitar hasta octubre la carpa que acoge la exposición en la plaza de Colón, y presentar las alegaciones que deseen. Una vez recogidas, la Oficina del Plan debe estudiarlas y contestarlas todas (en la fase de avance del plan se presentaron unas 13.000 alegaciones, de las que se rechazó un 30%).

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Las que se admitan se incorporarán al documento definitivo, que aprobará otra vez el pleno municipal (tal vez dentro de un año). Una vez superado ese trámite, es el Gobierno regional el que debe aprobar, definitivamente el documento. A partir de entonces, quien no esté conforme con la calificación de su terreno o la ordenación de su barrio tendrá que recurrir ante los tribunales de justicia. Los socialistas pidieron que se ampliase el plazo dos meses (hasta septiembre) e IU hasta el 31 de diciembre. Álvarez del Manzano buscó una solución salomónica y en atención al "documento más importante de esta legislatura", decidió la ampliación hasta el 30 de octubre.

"Barranco no se ha leído ni la portada", murmuró en la tribuna el gerente del Plan General. Mientras el portavoz del PSOE, Juan Barranco, exponía sus razones para votar en contra del plan de urbanismo, el director de la Oficina del Plan, Luis Rodríguez Avial, no podía evitar meter baza por lo bajo desde la tribuna de invitados: "¡Es que éste no se ha leído ni la portada!"Pero Barranco no criticaba tanto los contenidos específicos del plan (de eso se había encargado el concejal José María de la Riva) como la forma en que se ha redactado el documento esencial del urbanismo madrileño: "Es una propuesta unilateral del PP que no ha tenido el mínimo interés ni ha hecho el mínimo movimiento para consensuar las propuestas que hoy se presentan a aprobación", se quejó Barranco. La réplica de Echeverría fue contundente: "Cuando ustedes aprobaron el anterior plan de 1985 no dejaron al actual alcalde conocer los documentos", espetó Echeverría.

Chistes chusqueros

Cuando Barranco pasó a criticar los planes para el transporte público del plan general se le deslizó un "chiste chusquero", según dijo después: "Ustedes [el PP] no saben si tirarse al metro o a la taquillera". No debió de hacer gracia porque nadie rió.

Herrera tuvo más fortuna con su improvisado eslogan que propuso para el PP en las elecciones. Herrera criticaba el hecho de que el plan votado ayer "termine" la ciudad y recalifique casi todo el terreno rústico que queda en el municipio. "Madrid se acaba. Vota PP", grajeó el portavoz de IU. Echeverría cazó el guante y retocó la frase: "Madrid despega. Vota PP".

Barranco y Álvarez del Manzano, por su parte, discreparon en su visión de la actual situación de Madrid en comparación con las otras grandes ciudades europeas y españolas.

"La ciudad está a la baja, pierde vitalidad económica y el eje se está desplazando al Mediterráneo, a Barcelona y Valencia", se quejó Barranco.

El alcalde dio su versión al intervenir para levantar la sesión: "No es verdad que Madrid esté quedando desplazada. Barcelona y Valencia tienen más influencia política, pero no más desarollo económico".

Echeverría destacó las grandes operaciones que se incluyen -con mayor o menor grado de concreción-en el plan: operación Chamartín y prolongación de la Castellana, el remate del sureste con la operación Campamento, el nuevo barrio de Carabanchel y la actuación en Cuatro Vientos, la ampliación de la avenida de Córdoba, la transformación de Méndez Álvaro, las actuaciones vinculadas a la ampliación de Barajas y la Ciudad Aeroportuaria y la nueva centralidad del Este. En el plan se incluyen los nuevos barrios proyectados por el PP y pactados ya con el presidente regional, Joaquín Leguina (PSOE), y además los dos (Villa de Vallecas y Arroyo del Fresno) que vetó el Gobierno regional. El PP espera que para cuando se haya de adoptar la decisión final, el presidente regional sea ya Alberto Ruiz Gallardón.

Pero los grupos de la oposición contraponen a las grandes operaciones el hecho de que, a su juicio, es un plan que beneficia a los propietarios de suelo y a los promotores inmobiliarios, en aras de una oferta de vivienda que consideran excesiva.

Barranco adujo que el plan de urbanismo no reserva ni un metro de suelo para viviendas de protección oficial o precio tasado. Tras escuchar eso, el arquitecto responsable de la Oficina del Plan, Rodríguez Avial, mostraba su asombro a los periodistas en la tribuna y les recordaba que más del 50% de las viviendas que se construirán en suelo urbanizable tendrán algún tipo de protección, como ordena la Ley del Suelo aprobada la semana pasada en la Asamblea de Madrid.

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