La Iglesia da su apoyo incondicional al arzobispo acusado de abusos sexuales
El arzobispo Donato Squicciarini, nuncio apostólico en Austria, apoyó ayer incondicionalmente en nombre del Vaticano al arzobispo de Viena, cardenal Hans Hermann Groer, acusado de abusos sexuales a tres de sus discípulos en el pasado. "La Santa Sede tiene mucha experiencia en este campo, y lo que sucede en Austria ha pasado en otros países", dijo el nuncio. "Estoy convencido de que también el caso de Groer no tiene base", añadió. Squicciarini subrayó que no había motivos para una renuncia del arzobispo y aseguró que "todo esto le dará más valor para seguir en su cargo como presidente de la Conferencia Episcopal".Finalmente, el embajador de la Santa Sede dijo que la visita del papa Juan Pablo II a Austria, que estaba prevista para fines de este año o comienzos del próximo, "se realizará tal como se ha programado
Mientras el Vaticano y los obispos austriacos se han solidarizado con Groer, la discusión ha dividido a las instituciones de base de la Iglesia católica en este país. El presidente del Movimiento Católico de Hombres, Vinzenz Strasser, instó públicamente ayer al cardenal a "dar explicaciones o renunciar a su cargo". "Si realmente abusó sexualmente", dijo la máxima autoridad laica, "debe reconocerlo públicamente y aceptar que cometió un pecado".
El cardenal Groer seguía hasta la noche de ayer encerrado en el palacio del arzobispado sin hacer declaraciones. Su secretario privado, Michael Dinhobl, atacó duramente a los medios de comunicación, que, según él, han actuado en forma de "justicia linchadora". Josef Hartmann, ex discípulo del cardenal, dijo en una entrevista publicada en el semanario austriaco Profil que Groer abusó sexualmente de él desde los 14 años. El prelado, que era entonces su profesor de religión y guía espiritual, lo recibía en sus aposentos del internado católico de Hollabrun para la confesión, pero el niño de 14 años "terminaba en la ducha", donde el arzobispo le demostraba "cómo limpiar el pene para evitar infecciones".
Reacción en cadena
La confesión de Hartmann tuvo una reacción en cadena impredecible, ya que otros discípulos del cardenal lo han denunciado posteriormente por abusos sexuales. Después de que Hartmann instara a "otras víctimas de Groer" a confesar públicamente el presunto delito, dos ex alumnos han asegurado en la edición de hoy del periódico Der Standard que fueron objeto "de manoseos y caricias" por parte del religioso.
Fuentes próximas a los nuevos testigos, que se negaron a dar sus nombres, aseguran que éstos "merecen toda credibilidad", porque se trata de profesionales de prestigio público. Uno de ellos, Wolfgang S., de 31 años, de Salzburgo, asegura que en el internado "todos sabíamos que era peligroso acercarse a Groer".
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