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24 años de cárcel para un violador y absuelta la mujer que quiso matarle para defenderse

La víctima estaba acusada de homicidio frustrado porque cortó la yugular al agresor

El País

La Audiencia Provincial de Madrid no ha creído ni una sola palabra de Inocencio García, el hombre que denunció a su vecina Inés Solís de homicidio frustrado y actuar por despecho amoroso. Los jueces consideran que la víctima era ella. Inocencio la había violado dos veces y ella le atacó con un cuchillo cuando él lo intentó por tercera vez. En ella concurre, por tanto, la eximente de "legítima defensa completa", mientras que a él se le condena a 24 años de cárcel. Inocencio García era el presidente de la comunidad, y su víctima, la que limpiaba la escalera.

El fiscal pedía 24 años de cárcel para Inocencio García por dos delitos de violación, mientras que la acusación particular pedía 30 años. Los jueces han estimado que la versión de la víctima ha sido siempre coherente y lineal, frente a la de él, que incluso cambió la descripción de los hechos al saber que varias personas testificaban a favor de la versión de Inés Solís.La Audiencia Provincial de Madrid ha dictado en realidad dos sentencias. Una de ellas absuelve a Inés Solís y la otra condena a Inocencio García a 24 años de cárcel y a indemnizar a Inés con cuatro millones de pesetas. Ambas sentencias consideran probado que Inocencio García Díaz, de 49 años, que vivía en Alcalá de Henares (Madrid), violó a su vecina Inés Solís, de 45 años, en abril de 1992 en el cuarto de bombas del edificio donde ambos vivían. Inocencio, que usó un cuchillo para su agresión, era entonces el presidente de la comunidad e Inés acababa de ser contratada para limpiar la escalera.

Inocenció García amenazó a la agredida con causar algún mal a su familia si denunciaba los hechos, por lo que ella no acudió a la policía. Cuatro meses después, en agosto, se repitió la misma escena. Después, durante meses, el agresor amenazó varias veces a su víctima con hacer daño a sus hijos y, crecido ante la ausencia de denuncias, llegó a asegurarle que volvería a violarla.

Ante tal situación, Inés Solís optó por armarse con un cuchillo. Lo llevaba en la cintura cuando fue el 5 de noviembre de 1992, a las 16.30, a buscar a sus hijos al colegio. Fue entonces cuando su vecino de escalera agredió de nuevo a su víctima, subiéndole las ropas, rasgándole los panties a la altura de la entrepierna y sujetándole los brazos. Fue entonces cuando ella hizo uso del cuchillo, hiriendo, a Inocencio primero en el pecho y después asestándole un corte en la yugular.

La sentencia absuelve a Inés Solís a pesar de dar por segura la intención de matar por parte de la mujer. "La defensa negó que hubiera ánimo de matar intencionado, manteniendo que la intención era sólo de lesionar", dice la sentencia. "Tal afirmación no es compartida por el tribunal". Este considera que la profundidad de las heridas en zonas blandas "excluye que fuera un acto meramente defensivo" y evidencian ', su intención no de atemorizar, sino de causar la muerte".

En un principio, Inocencio García, que denunció a su vecina por homicidio frustrado, negó cualquier relación con ella. Después, cuando supo que ésta había acudido previamente a un médico debido a la situación psicológica que atravesaba a consecuencia de las dos violaciones anteriores, Inocencio alegó haber mantenido una relación amorosa con su vecina Y que esta le agredió por despecho. Él había cortado la aventura, mantenida en verano mientras estaba de Rodríguez, y no lo había contado antes, dijo, para que su esposa se enterara "en el momento oportuno".

Dos personas declararon en el juicio, celebrado en el pasado mes de febrero, corroborando la versión de la mujer. Se trata del psicólogo que la atendió antes del 5 de noviembre, y al que la mujer contó que había sido violada dos veces por el presi(lente de su comunidad. Según este médico, Inés Solís sufría una fuerte ansiedad que se manifestó en varios desmayos y crisis nerviosas. Una técnica de un centro asesor de la mujer de la misma ciudad al que la remitieron contó prácticamente la Misma versión ante los jueces. Fue tras el suceso del 5 de noviembre cuando Inés Solís llamó a la policía desde casa de su cuñada y puso la denuncia, al tiempo que el agresor, que corrió a un centro sanitario próximo, denunciaba a la mujer por homicidio frustrado.

El ambiente en el edificio de Alcalá de Henares que fue escenario de los hechos, era ayer una mezcla de tristeza y silencio, informa Javier Barrio. Pocos vecinos quisieron comentar lo sucedido.

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