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Reportaje:

"Las matan por estudiar"

Argelinos que viven en Madrid creen que los asesinatos de mujeres tienen como origen la fulgurante llegada de éstas a las aulas

Argelinos y argelinas residentes en España creen que la fulgurante entrada de las mujeres en las aulas es la causa de los ataques extremistas contra ellas. Diez mujeres asesinadas en apenas una semana, y 150 en poco más de un año por organizaciones integristas radicales, hacen pensar a los entrevistados -que insisten en que no se facilite su identidad- que el extremismo las persigue por su éxito en los estudios y su participación en la sociedad, cuando las posiciones más radicales desearían verlas encerradas en casa. Las estadísticas afirman que son ellas las que más sobresalen en la universidad. "Las matan por estudiar", dicen. El cuchillo de la organización integrista más radical, el Grupo Islámico Armado (GIA), buscó a muchas de sus víctimas en las escuelas.Adolescentes, embarazadas... Degolladas, secuestradas, torturadas... Este grupo de argelinos refugiados en España opina que el hecho de que la mano culpable haya ido directamente al cuello de las mujeres no es una casualidad. Aunque algunas interpretaciones explican que es una forma más del desviacionismo de un terrorismo que también asesina niños, ellos aseguran que no se pueden desvincular estos ataques de los logros de la mujer en los años anteriores a la guerra larvada que mancha el país desde las frustradas elecciones de 1991.

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Las quieren suprimir coincidiendo con su llegada a todos los niveles educativos desde los años setenta, y a las profesiones "Ellas sacan las mejores notas en escuelas y universidades", comenta el director de una escuela de español para árabes y centro de investigación sobre el islam.

En el curso 1986-1987, las mujeres diplomadas en las universidades argelinas representaban más de la mitad de los titulados en cinco ramas, y el total del éxito universitario ofrece una mayor eficacia entre las muJeres que entre los hombres, según un artículo de Feriel Buabida en Le Matin del 9 de marzo de 1994. "En la carrera que yo estudié", recuerda un economista, "había 12 chicos frente a 20 chicas en las aulas, y ellas eran las que sacaban mejores notas".

Los radicales quieren atemorizarlas y devolverlas a los hogares, que no pisen la calle. Paralizarlas, integrarlas en el artículo 120 del Código de la Familia que las obliga a depender del hombre, a no poder heredar o a la posibilidad de ser repudiadas por el marido.

Hay 13 universidades en Argelia, situadas en las principales ciudades: Argel, Orán, Constantina y Annaba. En el curso 1990-1991, el número de mujeres inscritas en la enseñanza superior era de 77.962, un tercio de los estudiantes, y esto representa una progresión de la presencia femenina del 20% con respecto al curso anterior (Revue de Presse, marzo de 1993). El 45% de estas mujeres están alojadas en las residencias universitarias, más de un tercio respecto del total de los alumnos.

"En mi instituto -de enseñanzas de traducción- hay más mujeres que hombres", dice un estudiante argelino. "En Argelia hay dos mujeres y media por cada hombre. Bajo la tapadera del islamismo, los extremistas van contra ellas, pero también el Gobierno las ataca, las han colocado entre el yunque y el martillo", afirma un universitario que ha tenido que abandonar a su familia presionado por las amenazas. Uno de los argumentos del GIA para justificar sus atentados fue que el Gobierno había encarcelado "a las mujeres de los creyentes".Un refugiado político subraya con insistencia que "matar en la puerta de los colegios es una manera atroz de meter miedo. Los del FIS quieren atacar a la educación laica". En septiembre pasado, una misiva del GIA aconsejaba que los niños no fueran a las escuelas porque sus vidas correrían peligro.Durante, la colonización francesa, apenas existía la escolarización para las capas sociales menos favorecidas y para la mujer en particular. En los años setenta, con el presidente Huari Bumedian, llegó el boom del petróleo y con él las mujeres invadieron escuelas y universidades. "En carreras como la de Medicina", reconoce un joven argelino que lleva un año en Madrid y que tuvo que abandonar su país por motivos religiosos, "nos dan cien vueltas".

A finales de los ochenta, con la bajada del precio del barril de petróleo, llegó la depresión económica y, con ella, una crisis que estimuló al gobierno de Chadli Benyedid a ir retirando a las mújeres del trabajo ante un desempleo creciente.

La Educación, con mayúscula, es un sector importante en Argelia: "Si hay Educación, hay vida", dice una de las interlocutoras. En los últimos tiempos, les ha tocado a las mujeres estar en el punto de mira. Les precedieron los intelectuales, los izquierdistas, los laicos, los periodistas... Incluso los niños: al menos cinco murieron al estallar una bomba en un cementerio.Los que matan así "son criminales y locos que no representan al islam", dice un sacerdote de los Padres Blancos, misión creada en Argelia en 1878. Defensor de la cultura islámica, pide que no se interprete la acción de unos pocos como algo general, y que no se denigre desde Occidente una religión "tan noble y tan digna como el islam". "En todas las religiones hay fanáticos", añade. Y lamenta que la situación actual, además de ser dramática por las vidas que se está cobrando, provoque la fuga de cerebros argelinos y marroquíes.

Los expertos dicen que el islam nunca dijo que la mujer no tiene que ser igual al hombre. "El fallo del islam", afirma un investigador de la lengua y cultura árabes, "es que el hombre ha mantenido inmutables disposiciones de Mahoma que fueron sapientísimas en el siglo VII, pero que ahora se han quedado anticuadas. Mahoma fue uno de los mayores feministas de su época", asegura. Por aquel entonces, se las enterraba vivas. "Y Mahoma les dio derechos de herencia, de administrar sus bienes y de disponer de su dote. La religión de Mahoma no tiene que ver con lo que hacen unos cuantos locos", explica el sacerdote de los Padres Blancos antes citado.

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