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El 'repliegue' de la policía autonómica

La presión que ETA y su entorno ejerce con tra la Ertzairitza ha tenido como primer efecto el progresivo repliegue de los agentes a sus ámbitos más domésticos, la discreta renuncia a reivindicar socialmente la condición de ertzaina.

Aunque en algunos casos -como el del policía que abandonó un club de remo forzado por las presiones- esta actitud es consecuencia de un rechazo objetivo, la progresiva inhibición es casi siempre fruto de la inercia, de un panorama cotidiano de hostilidad alimentado con pintadas, carteles, quema de vehículos, particulares, amenazas, ataques a las patrullas y palizas. Ese sucedáneo de realidad con que el mundo de la violencia trata dé hacer pasar por general lo que no es sino su rechazo particular ha conseguido buena parte de sus objetivos y hoy muchos ertzainas comparten una cierta impresión de desamparo.

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En sus relaciones con el poder judicial, la Ertzaintza parece haberse homologado rápidamente con otras policías mucho más veteranas hasta el punto de que las críticas a los jueces se suceden. A la idea general de que los jueces ponen en libertad a los delincuentes con "excesiva ligereza", se suman las críticas por la "pasividad" ante los ataques de que son víctimas los agentes, el rigor, calificado de "demencial" con que se ha juzgado el caso Calvo (muerte de un detenido en dependencias policiales), y ahora la negativa de la Audiencia bilbaína a que los, ertzainas declaren encapuchados.No son sólo los jueces, obviamente. El malestar sindical se manifiesta en un rosario de problemas, desde los traslados masivos a Guipúzcoa de agentes residentes en Vizcaya hasta la falta de un fondo de la Consejería para cubrir los coches particulares destruidos por los simpatizantes de ETA. Algo se ha quebrado en el espíritu virginal de esta joven policía autonómica cuando ha tenido que asumir su cuota de inquietud derivada del ejercicio de su función en la Euskadi de hoy.

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