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Fuera de época y de lugar

Los ciudadanos critican las columnas de anuncios y sólo aprecian la instalación de contenedores de pilas

LUCÍA ENGUITAELSA FERNÁNDEZ-SANTOS.

"Horteras" "desacertados", "inútiles", "inmovilistas", "reaccionarios". Con estos adjetivos -y otros menos comedidos-, vecinos, comerciantes, diseñadores y arquitectos definen gran parte de los 1.572 muebles que el Ayuntamiento de Madrid ha sembrado, de la noche a la mañana, por toda la ciudad. La instalación del nuevo mobiliario urbano comenzó el domingo 5 de marzo, y está previsto que finalice a mediados dé abril.

Postes informativos, columnas imitando el estilo fernandino, fuentes, aseos y contenedores de vidrio y pilas constituyen los principales elementos que adornan la ciudad. Su presencia no ha pasado inadvertida ni siquiera para los ciegos: se han tropezado con un nuevo obstáculo.

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La empresa Cemumasa, integrada por Mobiliario Urbano, SA (filial de la francesa JC Decaux), y Sign Publicidad y Patrocinio (filial de la española Planigrama), es la adjudicataria que instala los muebles urbanos, cuya finalidad es la de soporte publicitario, además de ser útiles para depositar vidrio y pilas.

Negocio publicitario

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La citada empresa ganó el concurso convocado por el Ayuntamiento en julio de 1994. Ha invertido 2.400 millones de pesetas a cambio de la explotación, durante 15 años, de la publicidad que se inserte en estos soportes. Los expertos cifran el negocio publicitario en los próximos tres lustros entre 10.000 y 20.000 millones de pesetas.

En otras cindades europeas, los Ayuntamientos instalan postes similares a los madrileños para que quien lo desee pegue carteles, de forma que éstos no ocupen las fachadas de los edificios. En Madrid habrá que pagar por utilizar los soportes publicitarios, de forma que, presumiblemente, no eliminarán el problema de los reclamos pegados en las paredes.

Los diseñadores, arquitectos, vecinos y comerciantes consultados por este diario se han mostrado unánimemente horrorizados por la presencia de los muebles. Bien por su ubicación, bien por su utilidad o por su aspecto, que califican de involucionista, hortera o reaccionario. Enrique Villoria, concejal de Vivienda, Obras e Infraestructuras, explica la elección de modelos clásicos: "La filosofía de esta operación de renovación del mobiliario ha sido la de implantar columnas clásicas en el Madrid clásico y ultramodernas en las zonas nuevas de la ciudad, como el Campo de las Naciones o el paseo de la Castellana". Y recalca que se ha buscado no desentonar con el entorno arquitectónico.

El concejal de Obras indica que el modelo de las columnas clásicas, con un remate acampanado y unas cabezas de osos sobresaliendo en las esquinas, se ha copiado de las existentes en el Madrid de los años veinte. ¿Por qué un modelo de principios de siglo a las puertas del siglo XXI? El concejal Villoría insiste: "Los vecinos de Chamberí y del Madrid antiguo prefieren lo clásico, que, de verdad, tiene mucha aceptación".

Luis Acebes, ingeniero industrial de 64 años, señala "el papanatismo cultural" que implica haber elegido las columnas modelo Escorial: "¿Por qué tenemos que importarlas de otras ciudades, cuando existen diseñadores en España, y por qué reproducir modelos de principio de siglo? Es un flaco favor el que se hace alas personas que trabajan para innovar el diseño en este país".

,El concejal Villoria le da la vuelta al argumento de este ciudadano: "Las capitales más importantes del mundo, Nueva York, Londres, Berlín, París, Moscú, tienen estas mismas columnas. Las encuestas dicen que lo que gusta es lo antiguo".

Resulta además que el mueble urbano por excelencia -los bancos para sentarse en plazas, calles y parques- brilla por su ausencia. Isabel López, portavoz de Cemumasa, se limita a explicar: "El pliego de condiciones del concurso no exigía la presencia de bancos". Y añade que "la columna modelo Foster [en referencia al nombre del arquitecto británico Norman Foster] incluye un asiento con respaldo. Sin embargo sólo hay 11 piezas de este modelo ultramoderno, frente a las 152 columnas de estilo fernandino o vienés, llamadas modelo Escorial", que han invadido la ciudad.

Irónicamente, en la publicidad institucional instalada en las columnas fernandinas se reproduce el dibujo de un banco.

Enrique Villoria indica que la instalación de bancos se ha dejado para otros concursos. De hecho, la comisión de gobierno celebrada el viernes aprobó la adquisición de 320 bancos de tablillas y pies de fundición por valor de 15 millones de pesetas, y de otros 235 bancos de otro modelo que costarán 5,7 millones de pesetas. Una vez aprobada su adjudicación en pleno municipal, las contratas empezarán a instalarlos. Hay que recordar que el Ayuntamiento del Partido Popular suprimió bancos en plazas como la de Santa Ana porque eran utilizados por indigentes y drogodependientes, aparte de por los vecinos del barrio. La protesta vecinal obligó a reponerlos.

Disparidad estética

Otra cuestión criticada por los arquitectos y diseñadores es la disparidad estética de los muebles que pueblan las calles. El concejal de Vivienda y Obras, consciente del problema, señala que el Ayuntamiento va a intentar unificar los modelos y a suprimir elementos inútiles. Como ejemplo de unificación de estilos señala las marquesinas de autobuses, las columnas fernandinas de publicidad, los quioscos de prensa de fundición y los bancos de rejilla con pies también de fundición,, estos últimos a punto de contratarse.La utilidad de las columnas de publicidad es cuestionada por numerosos ciudadanos consultados, que quizás desconocen que son soportes publicitarios. El Ayuntamiento tiene derecho a utilizar una tercera parte de los espacios disponibles para campañas institucionales.

Teresa Valbuena, de 39 años, encargada de Perlas Majórica, tiene frente a su establecimiento de la Gran Vía uno de estos soportes. "Abulta mucho para la poca utilidad que le veo", afirma contundente. Algunos peatones, se quejaban en la mañana del miércoles de dicha columna, pues se encuentra en una esquina donde en horas comerciales pasan riadas de personas, y come

mucho espacio en la acera. Elena Arenas, 45 años, encargada de la perfumería Santo Domingo, también en el centro, sostiene la misma opinión que su colega de mostrador. Pero también aprecia, al igual que otros muchos vecinos, la instalación de los contenedores de pilas, pues la dificultad para depositarlas en algún lugar era enorme hasta ahora.

Recogida de pilas

De hecho, en tan sólo 10 días, los ciudadanos han depositado cinco toneladas de pilas en los 320 nuevos contenedores distribuidos en todos los distritos de Madrid, excepto en uno, Vallecas Villa. Durante todo 1994 el Ayuntamiento recogió 75.930 kilos en los 236 puntos de recogida que ya existían en tiendas, dependencias municipales y en los centros de recogida y reciclaje de Vallecas y Fuencarral.

Esperanza Aguirre, concejal de Medio Ambiente, señala que las pilas son enviadas a un vertedero de la Comunidad, ubicado en San Fernando de Henares, envasadas de forma que no se puedan alterar por el agua. La concejal reconoce que no existen plantas de reciclaje en España.

Aguirre también zanja la polémica estética que ha levantado el nuevo mobiliario: "Es una cuestión de sensibilidad, algo en lo que es imposible poner a todos de acuerdo".

Finalmente, para los ciegos los nuevos elementos suponen un obstáculo más para su movilidad. Julio César Antolín, de 39 años, estaba el miércoles apostado en la esquina de la plaza del Callao con Postigo de San Martín vendiendo el cupón, y se lamentaba de la sorpresa que ha supuesto para él: "Si no teníamos bastante con los andamios, zanjas sin protección, hoyos y mil cosas más que esquivamos a cada paso, ahora tenemos que contar con estos postes".

Es una opinión que comparten otro tres vendedores de cupones consultados. Sin embargo, un portavoz de la ONCE indicó que no se ha elevado oficialmente ninguna crítica.

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