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La boda irreal

Belén García y Lorenzo Vidal suplieron a los novios en el ensayo

Mábel Galaz

Belén García Posadas y Lorenzo Vidal Real se casaron ayer en la catedral de Sevilla. Ella se confesó emocionada, y él, nervioso. Los sentimientos fueron casi reales, como los de cualquier novio el día de su boda, aunque la de ellos fuera irreal. Belén, de 21 años y estudiante de psicología, se sintió por unos momentos infanta de España, y Lorenzo Vidal, de 23 y operador de ordenadores, se veía ya yerno del Rey.Ayer, la novia vestía minifalda negra y chaqueta de ojo de perdiz; el peinado, eso sí, era el habitual de la Infanta: una trenza de raíz. Un traje azul marino con camisa beis fue el vestuario elegido por el novio, que se engominó el cabello. La altura de Lorenzo es muy similar a la de Marichalar: dos metros. Belén, en cambio, es más menuda que doña Elena: 1,73. Ellos no son novios -al menos eso dicen-, pero sí amigos. "Bueno, más que amigos", explican.

Belén convenció a Lorenzo. Alguien le dijo que Pilar Miró buscaba dobles de la Infanta y su novio para el ensayo general de la ceremonia. Lorenzo tuvo enseguida el visto bueno de la realizadora por su altura. "Yo, a la Infanta no me parezco nada", reconoció Belén. No desvelaron si su trabajo de dobles por un día les reportaría algún dinero.

Los falsos novios se lo plantearon como un juego, pero no contaban con la expectación que su presencia en la catedral iba a" despertar. "¡Mira, los novios. Pero si son los de verdá!". Y es que la intensidad con que los sevillanos viven la boda confundió por unos instantes a alguno de los curiosos que paseaban por los alrededores del templo.

Poco después de las diez y media comenzó la ceremonia. En el altar mayor, los novios, junto a dobles de los Reyes, del Príncipe y de la infanta Cristina, de la condesa viuda de Ripalda y de la familia más cercana de los contrayentes. Un sacerdote ofició una misa en la que se omitió la consagración y la eucaristía. Pilar Miré se paseó entre los actores modificando posiciones. El otro Marichalar tapaba en ocasiones con su estatura a la otra Elena. La solución para el sábado pasa por elevar un poco el puesto destinado a la lnfanta.

Todo está medido al milímetro. La Reina estuvo hace 15 días en la catedral y, cinta métrica en ristre, indicó la distancia que debía haber entre los bancos.- Incluso cambié algún puesto para que el protocolo se siga al pie de la letra.

Belén y Lorenzo, dirigidos por el jefe de protocolo de la Casa del Rey, se desplazaron por la nave central hasta la Puerta de Palos. Como a la entrada, les acompañaron los pajes y los seises (niños que bailan, según la tradición sevillana del siglo XVI, delante de la Inmaculada o el Altísimo). Cruzaron el umbral como si fueran ya marido y mujer. Fuera les esperaba Pepe Martín, El Barbo, que llevará la carretela del cortejo nupcial, y ya subidos en el coche desvelaron un secreto: "Después de lo visto, no creo que nos casemos. Esto de las bodas es complicado".

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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