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Ruanda quiere importar 600 jueces

Unión Europea debate el envío de magistrados para saldar con justicia el genocidio

Xavier Vidal-Folch

"Sólo pido justicia", musita tristemente Esperance Mukande, de 42 años. La tragedia fue hace casi un año, el 9 de abril. Perdió a su marido, a tres hijos y a 4.000 vecinos en la matanza de la iglesia de Ntarama. El ejército acabó con ellos a machetazo limpio. Fue el inicio del genocidio de la minoría tutsi. Como Esperance, todos piden hoy justicia en Ruanda, que los culpables no queden impunes. Pero para que la justicia no desemboque en venganza se necesitan jueces. No los hay. La reconciliación de los ruandeses exige un nuevo apoyo de la comunidad internacional.

Genocidio. Guerra civil. Éxodo, Todo en cinco meses, de abril a septiembre de 1994. Las heridas supuran. Recuperar la normalidad es el lema de la desgarrada Ruanda. En un territorio menor que el de' Galicia vivían 7,2 millones de personas. Un millón de tutsis fueron asesinados en el genocidio de abril, según las Naciones Unidas. Dos millones de hutus se refugiaron, tras la victoria militar rival, (tutsi-hutu moderados) de julio, en campos de los países vecinos, Zaire, Burundi, Tanzania.. Otro millón de antiguos expatriados tutsis han vuelto después.

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Pero ¿cuántos fueron los asesinos? El fiscal general, Francois Xavier Nsanzuwera, estima que "unos 145.000 han participado activamente". Las insalubres cárceles están saturadas: 27.000 presos hacinados, muchos duermen en los patios, bajo la lluvia. Y cada semana se añaden otros mil, acusados de genocidio por delatores que pocas veces ofrecen pruebas -la ley exige cinco testigos-, detenidos por militares vengativos. "La mayor parte de los expedientes están vacíos", reconoce Nsanzuwera. "No tenemos medios. de investigación", ni ordenadores, ni secretarias, ni vehículos. Sólo hay seis jueces.

Los derechos humanos agonizan. Este enviado especial ha ha blado con menores -de 6, de 9, de 12 años- presos en la cárcel de Kigali. "He interrogado a un niño de nueve años y me consta que ha matado. -¿Qué puedo hacer con él, si no tengo medios?", arguye el fiscal. El Gobierno busca la legitimidad intemacinal. Permite la visita de las prisiones y pidió 300 observadores internacionales de derechos humanos. "Ya han llegado cien", apunta el ministro de Exteriores, Anastase Gasana. La Comisión está contratando a los 50 que corresponden a la Unión Europea. Carente de medios, el Ejecutivo acaba de aprobar una ley que permite a la justicia ruandesa integrar a jueces extranjeros: necesita, dice, 600 magistrados.

"Es una posibilidad, única en la historia, de ayudar internacionalmente a levantar un Estado de derecho, nunca se había aprobado una ley así", declaró en Kigali la Comisaria -de Ayuda Humanitaria, Emma Bonino, tras entrevistarse con autoridades, ONG y diplomáticos. "Hay que intentarlo y lo propondré a la Comisión", dijo, resuelta, a los periodistas locales. Bonino conoce las dificultades. Sabe que a su antecesor en el cargo, Manuel Marín, le costó seis meses que el Consejo aprobara el envío de observadores. Sabe que los juristas occidentales recelarán de una ley que impone la pena capital. Pero cree que "siempre hay salidas", atenuantes. Si no hay juicios, los presos "morirán de epidemia,'y la epidemia traspasa las rejas' , decía la comisaria. Y si no ha, Y sentencias, la impunidad abrirá paso a la venganza.. Frustrará la reconciliación.

El otro drama son los refugiados. En el país sólo queda un campo, "mientras que en el pasado verano todo el mundo estaba desplazado", indica Gasana. Pero en Benaco (Tanzania) y en Goma (Zaire) se acumulan dos millones largos de expatriados hutus. Son los militares derrotados y antiguos cuadros medios de la dictadura de Juvenal Habyarimana: los peces gordos viven con esplendor en el extranjero, pero el Gobierno aún no ha confeccionado una lista de extraditables.

Son los responsables de las matanzas, sí, pero también gentes a quienes han tomado como rehenes y les impiden volver a casa, intimidándolos. Un Caso reciente de escarmiento: "Dos trataban de huir de Goma, a uno le atraparon, el otro desistió. Al huido le trajeron al campo sin manos ni ojos, diciendo que era culpa de los militares ruandeses", explica Marc, funcionario internacional.

Los campos funcionan gracias a la ayuda internacional y a los voluntarios de las ONG. La UE ha empleado 940 millones de dólares (122.000 millones de pesetas) en Burundi-Ruanda desde el inicio de la crisis-. En la ayuda alimentaria de urgencia "y también en proyectos de cooperación, como la electricidad de Kigali", que financia ECHO -agencia comunitaria que también coordina los proyectos de las ONG-, explica su director, Santiago Gómez Reino. En esto cumple mejor Europa (65% de la ayuda humanitaria total) que EE UU.

Pero los refugiados son una bomba de efecto retardado para la estabilidad de la zona. Si los campos se enquistan, serán caldo de cultivo de guerrillas; si todos vuelven de itpente, será el caos. Los más moderadosdel Gobierno pretenden su retorno escalonado. La UE les apoya con equipos de reubicación sobre el terreno. Y es que, además, "Europa no puede sostener perpetuamente. a. dos millones de refugiados, los donantes se cansarán si no ven resultados rápidos" en la normalizaéión, como les decía Emina Bonino la semana pasada a primeros -ministros y expatriados. Este año se repetirán las ayudas de urgencia, Europa ha sido la única que las ha confirmado. Pero mientras sea ésa la prioridad, apenas aumentarán los fondos para el desarrollo: en 1995 se han destinado 67 millones de ecus (10.000 millones de pesetas) para simientes, agua, quizá el envío de jueces: Y si los demás países no cumplen vendrá el hambre. "Aún estamos en la estación de lluvias, pero en dos meses llega la estación seca, los refugiados no podrán trabajar con los agricultores zaireños vecinos para completar su dieta. Y el dinero se nos acaba", advierte el responsable alimentario del campo de refugiados de Goma, Pierre Sailley."Interrogué a un nino de nueve años y me consta que ha matado.¿Que puedo hacer con el?"

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