El presidente de Kazajstán niega que intente instaurar una dictadura

El presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbáiev, ha negado categóricamente que pretenda instaurar una dictadura después de haber disuelto, durante el fin de semana, el Parlamento. Unos 60 diputados de la oposición se reunieronayer y convocaron para hoy una reunión plenaria del disuelto Parlamento para estudiar la legitimidad de la decisión anunciada por el presidente Nazarbáiev. Algunos diputados acusan al presidente de planear la organización de un plebiscito para perpetuarse en el poder.

Nazarbáiev reunió ayer a los jefes provinciales de Kazajstán para informarles que había decidido disolver el Parlamento después de que el Tribunal Constitucional declarara ilegales las elecciones celebradas en marzo de 1994, en este país del centro de Asia, con sólo 16 millones de habitantes para sus 2,7 millones de kilómetros cuadrados. El dictamen sobre la "ilegitimidad del Sóviet Supremo y del mandato de sus diputados está en plena concordancia con la ley fundamental del país", declaró Nazarbáiev, felicitándose de que la decisión haya sido "recibida adecuadamente, tanto en la misma república como en el extranjero".Los representantes de la oposición, que se reunieron ayer, según informó a este diario el diputado Valeri Golenko no tienen constancia de ningún documento que valide la disolución del Parlamento. Por ello, con la reunión que han convocado para hoy pretenden exigir al presidente esos documentos para después analizar su legitimidad.

El presidente kazajo afirmó ayer que, tras la disolución del Parlamento, volvía a entrar en vigor la ley que delega facultades suplementarias, tanto a él como a los jefes provinciales. Esta ley, votada por el Sóviet Supremo elegido en época comunista, le permite gobernar por decreto. Nazarbáiev ahora deberá ratificar las leyes que aprobó el Parlamento e introducir en ellas las modificaciones que estime convenientes.

"Nazarbáiev organizará un referéndum para extender su autoridad al infinito. Estoy seguro de que suspenderá la celebración de nuevas elecciones, porque está claro que desea convertirse en dictador", declaró el diputado Borís Marínushkin. Pero el líder kazajo rechazó como falsas las acusaciónes de este género.

La disolución del Parlamento fue una sorpresa para muchos observadores debido a que por lo menos el 60% de los escaños estaban ocupados por diputados partidarios de Nazarbáiev. Pero el problema reside en que muchos de los que llegaron a los escaños como hombres del presidente no estaban dispuestos a apoyar las reformas de Nazarbáiev. En concreto, el Parlamento rechazó la ley que introducía la propiedad privada sobre la tierra, vital para atraer más inversiones extranjeras, así como la que declaraba al ruso lengua estatal junto con el kazajo.

El embajador de Estados Unidos en Kazajstán, William Courtney, reaccionó inmediatamente a la crisis y declaró que Ia decisión del tribunal y el respeto [de Nazarbáiev] por ella ayudará a reforzar la ley en Kazajstán". Los inversores extranjeros -principalmente en petróleo y gas- no creen que esta crisis política lleve a la revisión de acuerdos ya alcanzados.