Los nacionalistas de CiU empiezan a cuestionarse el apoyo cerrado al Gobierno de Felipe González
El presidente del Gobierno, Felipe González, está transmitiendo en las últimas horas su voluntad de no convocar elecciones generales hasta 1997. Así lo ha reiterado tanto en Barcelona, en círculos restringidos, como ayer en el Congreso de los Diputados. Toda la organización socialista ya lo repite. Simultáneamente, y por primera vez, un sector de CiU empieza a cuestionarse el apoyo cerrado al Gobierno, como se puso de manifiesto el pasado lunes en una reunión del comité ejecutivo de Convergència Democrática de Catalunya.
Los elementos de malestar en CiU vienen determinados por la situación que atraviesa la peseta. Las fuentes informantes de esta formación política reconocen que fue el mismo lunes cuando dirigentes del partido del presidente de la Generalitat hasta ahora muy convencidos de la necesidad de apoyar al Gobierno se empezaron a plantear si debieran revisar este apoyo.El caso del diputado Josep López de Lerma, vicepresidente del Congreso de los Diputados, es- el más llamativo, ya que en dicha reunión puso muy en tela de juicio la conveniencia de apoyar a este Gobierno cuando la base del sustento tiene que ver con la situación económica, de manera que si ésta falla la única solución es el apartamiento o la convocatoria de elecciones.
Parlamentarios de Unió Democrática de Catalunya (UDC), aunque en esta ocasión no han sido ellos quienes han empezado a cuestionar el apoyo al PSOE, también reconocen el esfuerzo que cada día se añade para apoyar a este Gobierno.
Revisión del acuerdo
Las fuentes informantes reconocen que si la sociedad catalana demanda una revisión del acuerdo, cosa que no ha ocurrido hasta ahora, deberán dejar de apoyar a los socialistas. Ayer mismo estaba prevista una reunión reservada entre Jordi Pujol y el presidente de Unió, Josep Antoni Durán i Lleida.
El presidente del Gobierno, Felipe González, es consciente de todos estos movimientos, por lo que se ha apresurado a transmitir, aunque haya sido en círculos restringidos, que no piensa convocar elecciones, a pesar de que el Partido Popular vaya a someter al Gobierno a una intensa presión de aquí al 4 de abril, fecha última para que pudieran coincidir las elecciones generales con las municipales y autonómicas del 28 de mayo.
El jefe del Ejecutivo no sólo ha dejado ver que no piensa convocar elecciones, sino que no descarta volver a ofrecer a CiU que entre a formar parte del Gobierno. Esta posibilidad en estos momentos es más que remota.
Los socialistas saben desde ayer que tienen que hacer frente a la nueva ola de opinión a favor de elecciones anticipadas, por lo que la dirección del partido se ha apresurado a transmitir por todos sus rincones que esto no es cierto.
El vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, intentó ayer dar una imagen de normalidad expresando su confianza en que la turbulencia monetaria pasara y España no tendrá que salir del Sistema Monetario Europeo (SME).
Serra informó el pasado domingo al presidente del PP, José María Aznar, de la reunión del Comité Monetario y las posibilidades de que hubiera una devaluación, si bien expresó su deseo de que n o ocurriera. Deseo no cumplido.
Cuevas y el PP
Tanto Serra como el presidente del Gobierno no dudaron en replicar ayer al presidente de la CEOE, José María Cuevas, a quien ven absolutamente alineado con el Partido Popular. Cuevas sólo ve como solución a la situación económica la convocatoria de elecciones anticipadas.
" ¿Qué le vamos a hacer? El señor Cuevas se ha puesto de acuerdo con el señor Aznar, lo que me parece legítimo", dijo González.
El vicepresidente fue algo más allá y afirmó que el señor Cuevas "no contribuye a defender los intereses de los empresarios alineándose con un partido".
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