Ruptura cuando la "economía real" se vea comprometida

"¿Hasta cuándo podremos aguantar[al Gobierno]?, se preguntaba ayer un miembro de la ejecutiva de Convergència Democrática. La respuesta de los dirigentes nacionalistas consultados era unánime: aguantarán mientras la economía real no se vea perjudicada por la tormenta financiera y los errores del Gobierno de Felipe González.

Una mezcla de incomodidad, enfado y preocupación embarga a los dirigentes de Convergència i Unió ante la ineficacia de que hace gala el Gobierno, "incapaz de tomar la iniciativa" y los errores cometidos en torno a la detención del ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán, pero sobre todo porque temen que la recuperación económica se vaya a pique pese a su apoyo a la estabilidad política " más allá de lo que la prudencia aconseja" en palabras de un cualificado dirigente del partido de Pujol.

Tres barómetros

Convergència i Unió tiene en observación tres barómetros que le indican si vale la pena seguir apoyando al Gobierno: el Producto Interior Bruto (PIB), los índices de paro y la inflación. "El PIB va bien, el paro baja y ya veremos qué ocurre ahora con la inflación" señalaba ayer un dirigente de la coalición. El día en que esos indicadores fallen, Jordi Pujol deberá dar respuesta a quienes dentro de su partido se preguntan si no es peligroso seguir dando la cara por el Gobierno de Felipe González.

Dirigentes de CDC de distintas tendencias manifiestan su malestar porque sólo Jordi Pujol "da la cara" en el interior y en el exterior del país, defendiendo la estabilidad política y económica y dando la incómoda impresión de que quien manda en España es él, mientras el Gobierno o se esconde o acumula errores. En privado, consideran "grave" la devaluación de la peseta, y en público critican la subida de los tipos de interés, que pone en peligro la recuperación.

Se abre paso entre numerosos dirigentes de Convergència Democrática el convencimiento, aunque digan lo contrario en público, de que las dificultades de la peseta no se deben únicamente a la especulación de los mercados, sino que algo tiene que ver en ello la actual crisis política.

El problema, admiten en Convergència Democrática, es que la alternativa al partido socialista, el PP, es peor, porque consideran difícil que el Partido Popular tenga una política económica capaz de sacar a la peseta de la crisis.

Convergéncia i Unió, además, es prisionera del calendario electoral: no le conviene que las municipales coincidan con unas generales porque se bipolarizaría el electorado, y Pujol desea que las autonómicas se celebren antes de unas generales adelantadas. Los dirigentes de CDC barajan el primer domingo de diciembre, que cae en 3, como fecha para las elecciones catalanas (el mandato del Parlament termina en, marzo). Eso da un respiro a González hasta el primer trimestre de 1996, aunque, dadas las circunstancias, nadie se atreve a hacer pronósticos.