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Andreotti será juzgado como presunto mafioso

Giulio Andreotti, de 76 años, senador vitalicio, siete veces presidente del Gobierno y en 21 ocasiones ministro italiano, fue procesado ayer por asociación mafiosa. El juez instructor, Agostino Grisdna, que fijó la vista para el 26 de septiembre ante la quinta sección penal de la Audiencia de Palermo, considera gravísirnos los indicios contra Andreotti, quien, al frente de la Democracia Cristiana siciliana, habría sido, desde Roma, referente político de la Mafia. "Afronto con amargura un proceso injusto", fue el primer comentarío del senador vitalicio al conocer su procesamiento.

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La decisión de los jueces de Palermo supone que el proceso contra Andreotti se llevará a cabo en Sicilia y que no será trasladado a la capital italiana, al Tribunal de Ministros, como quería la defensa. Los fiscales excluyen que el hoy senador interviniera en favor de la Mafia como hombre de gobierno. Los delitos de que le acusan no son para ellos calificables de "ministeriales", sino que, dicen, fueron cometidos por Andreotti en su calidad de jefe de una corriente que, gracias al apoyo de la Mafia, se convirtió en una de las más potentes de la Democracia Cristiana. Por ello no se considera oportuno pasar el sumario al Tribunal de Ministros.El instructor, que permaneció dos horas encerrado en su despacho, después de una larga audiencia y antes de hacer pública su decisión, piensa que hay suficientes elementos para considerar indispensable el juicio contra Andreotti, con el fin de esclarecer si son fundadas las acusaciones de la fiscalía, que asegura que el político más poderoso de los últimos 40 años utilizó su corriente en Sicilia para cerrar un pacto férreo con Cosa Nostra.

De nada sirvieron las argumentaciones de los abogados, que por la mañana hablaron durante más de seis horas, depositaron una nueva memoria defensiva y, conocida la decisión judicial, se apresuraron a puntualizar que la misma no es una sentencia. "Afrontaremos el juicio y basta", dijo el letrado Franco Coppi. "No hay *nada que añadir, porque no hay motivo para ello. Seguimos estando convencidos de que el senador es inocente".Dos años de investigación

Los fiscales mostraron su satisfacción por el éxito de una investigación que ha durado casi dos años y que ha producido 80.000 páginas de documentos y al menos 2.000 de memorias. El fiscal jefe de Palermo, Giancarlo Caselli, dijo en una conferencia de prensa que la decisión del juez instructor supone "una verificación importante, que confirma nuestro sereno convencimiento sobre la legitimidad y consistencia de las tesis acusotarias".

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Desde que el 27 de marzo de 1993 Giovanni Spadolini informó por teléfono a Andreotti de que la fiscalía de Palermo había pedido al Senado su suplicatorio para procesarlo por concurso en asociación mafiosa -con posterioridad la acusación se convertiría en asociación mafiosa pura y dura- han sido innumerables las veces en las que el pluripresidente del Gobierno ha dicho que tales acusaciones no eran sino una venganza de la Mafia -"eso sí, mejor así que con la lupara [metralleta]", comentó-, por las duras medidas que desde el Gobierno y en primera persona adoptó, según él, contra los mafiosos. Pero de nada sirvieron sus reiteradas negativas ni las que la memoria de la fiscalía llama "sus mentiras".Los instructores palermitanos, a cuyo frente está Giancarlo Caselli, llegan a la conclusión de que Giulio Andreotti era el garante de Cosa Nostra y el punto de referencia romano para las necesidades de la Mafia siciliana. Varios arrepentidos, especialmente Totuccio Contorno y Baldasare di Maggio (este último, el hombre que propició la captura del número uno de la Mafia, Totó Riina), han trazado, junto con las mentiras del imputado, el perfil de una lógica de intercambio: Andreotti tenía que maniobrar para "ajustar" procesos en el Supremo para asegurarse el apoyo electoral de las familias mafiosas, que le permitiría reforzar su poder político.

Dos de sus principales intermediarios en Sicilia eran el diputado democristiano Salvo Lima y el cobrador de impuestos Ignazio Salvo. Los magistrados escriben que Andreotti tuvo relaciones continuadas con Cosa Nostra y que participó, con algunas primeras figuras de ésta, en reuniones para estudiar la forma de que la organización criminal obtuviera beneficios. Tres son, al menos, las ocasiones en las que, según la acusación, Andreotti se encontró con jefes mafiosos entre 1979 y 1987. En la última de estas reuniones se habría producido el famoso beso de Totó Riina al senador, de ser cierto lo contado por el arrepentido Di Maggio.'Ajustar' el maxiproceso

Eran los tiempos del maxiproceso contra Cosa Nostra, y en la reunión se habló de cómo "ajustarlo" con el presidente de la primera sección penal del Supremo, Corrado Carnevale, al que Andreotti hubiera debido dirigirse. Pero el proceso fue presidido por otro juez y terminó el 30 de enero de 1992 con la confirmación de las condenas y la anulación de numerosas absoluciones. La Mafía respondió a tal "ruptúra del pacto" por parte del siete veces presidente del Gobierno asesinando a Salvo Lima y, seis meses después, a Ignazio Salvo.

La memoria acusatoria sostiene también que, pese a la insistencia de sus desmentidos, Giulio Andreotti tuvo estrechas relaciones con los primos Nino e Ignazio Salvo, cobradores de impuestos en Sicilia, primeras figuras de la Democracia Cristiana de la isla, mafiosos de carné de la familia de Salemi y vinculados al diputado Salvo Lima. Para sostener esta tesis se cita una comida electoral, celebrada en junio de 1979 en un hotel propiedad de los Salvo.

"Pensaba que dos años de mortificante espera serían suficientes para lograr la verdad" comentó anoche Giulio Andreotti. "La única ventaja del debate público es que los testigos pueden ser interrogados y contrainterrogados".

Un 'gran pecador' de misa y comunión diarias

"He estado 18 veces ante los jueces instructores y siempre salí bien y me pidieron excusas". Lo contaba en televisión el 12 de enero de 1993 este hombre hasta entonces incombustible, mil veces navegante entre bombas, ahorcados, pistoletazos y bancarrotas, que otras mil salió de ello como los duros de las películas: quitándose del traje las motas de polvo.Efectivamente, hasta hace dos años, Giulio Andreotti, en la política desde los 27, amante de los helados, coleccionista de campanillas, forofo impenitente del Roma, impulsor fogoso de la beatificación de Escrivá de Balaguer y actualmente director de la revista Trenta Giorni, de católicos integristas, nunca tuvo un problema con la justicia en primera persona.

Seguro de si mismo, imperturbable y fajador nato, Andreotti se encontró de repente con que había dejado de ser Dios, pese a la estrechísima relación que siempre mantuvo con su representante en la Tierra, el Papa, a cuya temprana misa privada asistía de vez en cuando y con quien compartía en ocasiones las creaciones de la cocina vaticana.

Símbolo del mando en plaza, hizo famosa la frase de que "el poder- desgasta a quien no lo tiene".

Escritor y agudo polemista, dotado de fina ironía y feroz con los enemigos, a quienes clava el estoque con guante blanco y gran sonrisa, declaró hace tiempo que se considera un gran pecador. La misa y comunión diarias deben de ser para contrarrestar.

Sabe estar en todas partes y, como ha demostrado, nadar como pez en el agua. Baste decir que se enamoró de su mujer, Livía, en un cementerio, y asegura que le trajo suerte.

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