_
_
_
_
_

"El públicos un agujero grande que respira"

Andrés Fernández Rubio

A sus 30 años, la soprano Ainhoa Arteta celebró esta temporada con buenas críticas su debú en el Metropolitan, el gran teatro de ópera de Nueva York. Fue una sola función de La Bohème, sin derecho a ensayos, en la que sintió al público como un agujero grande que respira". El 20 de marzo volverá allí con La traviata. Va también en segundo reparto, aunque para 1996-97 ya está contratada como titular en la ópera de Verdi.Arteta sigue conservando cierta frescura de su época estudiantil neoyorquina, cuando tuvo que trabajar cosiendo moños postizos para unos grandes almacenes porque no le llegaba la beca. No parece que se le hayan pegado aún las manías de las divas ni responde al estereotipo: es rubia, alta, delgada, y rechaza que las voces grandes sean patrimonio de las cantantes gordas. "Yo no estoy de acuerdo", dice, "no creo que las voces pequeñas tengan que ver con el tamaño de las sopranos, sino con el foco y con que la voz corra y flote y los armónicos sean buenos. Eso hace que una voz sea grande".El Metropolitan es una de las Mecas para los cantantes , y Ainhoa Arteta se apresuró a ver La Bohéme cuatro veces como espectadora para aprenderse los movimientos de la titular a la que iba a sustituir. "Me daba mucho miedo, porque nunca había hecho la obra con orquesta y pisaba por primera vez aquel escenario" recuerda.

"Cuando voy a entrar en escena me calmo mucho, procuro hacerme fuerte. No había posibilidad para los nervios, sentí por primera vez como una especie de agujero grande que respira. Salió muy bien: yo notaba que esa respiración iba cambiando; primero era de expectativa, y luego, de cordialidad. Es como un gran monstruo al que tienes que convencer".James R. Oestreich calificó en The New York Times el debú de Arteta como "prometedor", y destacó su "suave legato y un a distinguida mezcla de boyante ligereza y rico, oscuro timbre". La cantante ha estrechado lazos con el Metropolitan. Del 20 de marzo al 5 de abril intervendrá en La Traviata (en el primer reparto canta la chilena Verónica Villarroel).Luego hará una gira por España y, entre los meses de mayo y julio, volverá a Nueva York para actuar en el ciclo Opera en los parques, representaciones al atardecer en espacios abiertos a las que el público acude con la merienda, el vino y las velas.

Artéta irá también con La traviata a esos parques neoyorquinos, ciudad en la que vive desde hace cinco años: La ópera verdiana tiene un primer acto que exige mucho esfuerzo vocal, pero Arteta se siente segura porque la ha cantado 30 veces. "Ahora es diferente que hace un año", comenta, "ya que, como mujer y como personal ha habido cambios en mi vida, y eso ayuda. En lo profesional, he tenido una ascensión muy grande, y en lo personal, me he divorciado y ahora vivo sola".

La cantante tiene compromisos en Washington, Miami y Seattle. Y asegura ser consciente del peligro de las presiones del mercado en una cantante joven: "Hay que tener un cuidado bárbaro con la elección del repertorio. Hoy las orquestas son más fuertes porque están afinadas a 4.44 para obtener más brillantez. En las grabaciones de la época de Sutherland o Callas las orquestas, afinadas a 4.40, eran mucho menos estresantes. El deseo de todo cantante es llegar a la vejez con la voz entera. Resulta difícil, la clave no la tiene nadie, pero tienes que evitar hacerte daño. En este sentido, admiro mucho a Alfredo Kraus. Cuando eres joven, el éxito es un arma de doble filo, puede salir una maravilla o pillarte las manos, y hay que saber decir que no cuando algo no te va. En mi caso, la técnica de la respiración me ha ayudado mucho para conseguir pasar los volúmenes orquestales sin esfuerzo".

La soprano tiene una profesora en Nueva York, Dodi Protero, y varios preparadores que cuidan para que no dé ningún paso en falso. "En medio de las actuaciones procuro dejar meses libres para estudiar", dice. "No tengo fines de semana".

Arteta explica que hay algo sexual en la entrega de toda cantante a los grandes personajes de la ópera, "como la vida misma, que tiene sexo, pero también estómago y pensamiento. Hay que cantar con todo, pero sobre todo con la mente y el diafragma".La soprano achaca al azar el que ella, María Bayo y otros jóvenes cantantes estén surgiendo después del vacío de años con la generación de los grandes cantantes españoles. De ellos, le han influido Teresa Berganza "y sus fraseos maravillosos"; Victoria de los Ángeles "y la claridad de su voz, de su dicción 'y de sus especialísimas interpretaciones", y Montserrat Caballé "y el prodigio de la respiración y sus pianísimos".

"Y todas con carisma", concluye. "Eso se tiene. No sé si yo lo tengo. Eso dicen".

"No creo que las voces pequeñas tengan que ver con el tamaño de las sopranos"

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_