El colapso del banco Barings agrava la extrema debilidad de la peseta, la lira y la libra
La noticia del colapso del banco de negocios británico Barings, que ha provocado la crisis bancaria más grave de los últimos once años en el Reino Unido, sentó como una bomba en los mercados financieros europeos, ya baqueteados por la persistente debilidad del dólar, la crisis mexicana y los problemas políticos y presupuestarios de algunos países. La peseta, la lira, el franco y la libra esterlina volvieron a caer a sus mínimos históricos frente al marco, que continúa su ascensión imparable como moneda refugio.De nuevo, la fortaleza del marco empujó a la peseta por encima de los 88,50 unidades por marco, peligrosamente cerca de su límite de depreciación de 91,87 que tiene asignado en el mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo. Fue a ese nivel cuando los operadores observaron fuertes intervenciones del Banco de España en apoyo de su divisa, al igual que hicieron otros bancos centrales europeos en defensa de sus divisas. El apoyo institucional sirvió para que la moneda española marcara un cambio base -que fija la autoridad monetaria a las 13.30 horas- de 88,34 unidades por marco (frente a las 87,98 del viernes).
Desde que en diciembre la devaluación del peso mexicano desatara una crisis financiera internacional, la peseta ha perdido un 5,3% de su valor frente al marco. La crisis política que ha generado el caso GAL ha puesto a la peseta en el punto de mira de los inversores que, en medio de la actual tormenta monetaria, prefieren apostar por la seguridad, es decir, por el marco alemán al que le avala la credibilidad del Bundesbank (banco central alemán) en la lucha contra la inflación.
Salida del SME
Pese a que el Gobierno descartó el viernes pasado la posible salida de la peseta del Sistema, algunos analistas no descartan que ésta sea inevitable si la moneda llega a su límite, momento en el que más se intensifica la especulación al estar asegurada la intervención de los bancos centrales para comprar todas las pesetas que se vendan en el mercado. A la moneda española le queda un escaso recorrido, ya que dentro de su banda de fluctuación del 15% está depreciada un 11,79% frente al marco y más de un 12% frente al florín holandés (la moneda más fuerte del SME en la actualidad). La crisis del mecanismo de cambios europeo en agosto de 1993 se resolvió con la ampliación de las bandas de fluctuación del 2,25% y el 6% -de España y Portugal- al 15%, como medida preventiva contra la especulación precisamente.
El ex ministro de Economía Carlos Solchaga señaló ayer en Bilbao que debe evitarse la tentación de subir los tipos de interés para ayudar a la peseta y se mostró partidario de que el marco se revaluase frente al resto de las divisas del SME "ya que parece que esta moneda suscita más confianza qye las otras", informa Europa Press.
La desconfianza de los inversores sobre el futuro de la moneda española quedó patente ayer, por segundo día consecutivo, en el mercado secundario de deuda. El temor a una mayor depreciación provocó nuevas ventas de activos públicos. La rentabilidad del bono a 10 años subió hasta el 11,84% y amplió su diferencial con el bono equivalente alemán -que mide la prima- de riesgo que se exige a España- hasta los 4,55 puntos. La deuda italiana, más castigada que la española, incrementó su diferencial con Alemania hasta los 5,60 puntos.
La Bolsa volvió a sufrir las consecuencias de la debilidad de la peseta y cayó 3,25 puntos, el 1,16%, para situarse en el 277,94%, sólo 2,59 puntos por encima del nivel mínimo del ejercicio alcanzado el pasado día 11 de enero, en el momento más duro de la crispación política. Los inversores eluden al mercado español, sobre todo los extranjeros, ya que la depreciación de la peseta exige una subida similar de la Bolsa para compensar el tipo de cambio final.
Con todo, parece que el mercado español no fue ayer el más castigado por la huida hacia la calidad. Italia vivió una jornada de auténtico pánico desinversor que llevó a la lira a nuevos mínimos históricos de 1.163 unidades por marco, frente a las 1.107 del viernes. El Banco de Italia se vio obligado a intervenir por cuarto día consecutivo. En el ambiente siguen pesando fuertes dudas sobre la aprobación en el Parlamento del ajuste presupuestario presentado por el Gobierno de Lamberto Dini. Algunos analistas aseguran que la desconfianza ha alcanzado ya a los inversores domésticos, que comienzan ya a deshacer sus carteras y a abandonar el país.
Llamadas a la calma
En Londres, la crisis de Barings provocó una nueva depreciación de la libra esterlina que cayó a 2,2950 marcos, frente a los 2,3090 del viernes. La moneda se recuperó más tarde a esos niveles apoyada por las llamadas a la calma del ministro de Finanzas, Kenneth Clarke, y el gobernador del Banco de Inglaterra, Eddie George. La Bolsa, que registraba fuertes pérdidas a la apertura, cerró con un retroceso del 0,41%.
El franco francés, debilitado por la incertidumbre política que está generando la campaña a la Presidencia, no llegó a caer hasta su mínimo histórico de 3,55 unidades por marco que alcanzó en la crisis del SME en agosto de 1993, pero cerró en los mínimos de los últimos 18 meses, a 3,53.
El dólar, cuya depreciación ha estado presionando a las monedas europeas más vulnerables, tampoco quedó a salvo de tensiones. Esta vez fue la debilidad de las monedas europeas la que provocó su depreciación. Cayó a 1,4560 marcos frente a 1,4710 del. viernes.
Las bolsas europeas comenzaron la jornada también con fuertes pérdidas tras la caída de 600 puntos (3,8%) en el Nikkei de Tokio, pero la apertura de Nueva York, que logró mantener las ganancias que el viernes la llevaron a un nuevo máximo histórico (4.011), consiguió suavizar los recortes. Francfort perdió un 0,92% y París el 0,20%. Al cierre, sin embargo, Wall Street cayó por debajo de los 4.000 puntos (3.988,57).
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