Palacio de Boadilla
El pasado día 20 apareció en la sección de Madrid de su periódico un artículo sobre el palacio de Boadilla del Monte, del que tengo la fortuna y desventura de ser propietario. Quiero agradecer y elogiar el interés de su redactor ante el problema que supone la rehabilitación y mantenimiento de un edificio de esta categoría y subrayar su estupor ante la negativa actitud de los poderes públicos.Creo que un avance en nuestra integración en Europa sería que la Administración recogiera en sus leyes la experiencia de nuestros vecinos, que no ahorran ayudas para la restauración de su patrimonio artístico, incluidas subvenciones a fondo perdido, con independencia de que esté o no en manos privadas. En mi doble condición de descendiente directo de su fundador y de profesor universitario de filosofía, creo tener sensibilidad histórica y artística como el que más para poder llevar a cabo una rehabilitación estricta y responsable.
Llevados por su celo, han transmitido la idea de que el palacio se encuentra en un estado lamentable. Debo aclarar que su problema es sobre todo de fachada y de terminación, pues desde el punto de vista estructural está en perfecto estado, gracias a los desvelos que hemos puesto en conservarlo. La fachada estaría ya remozada si en Boadilla hubiera existido un programa de rehabilitación del casco antiguo.-
