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Felipe González intentó convencer a Garnacho de que evitase la ruptura en UGT

La crisis de UGT ha desembocado en un congreso extraordinario. Ello bloqueará el sindicato durante los dos próximos meses que restan hasta el 29 de abril: se tienen que celebrar centenares de asambleas y congresos previos para elegir a los 800 delegados. Ese desenlace se quiso evitar desde muchos frentes. El presidente del Gobierno, Felipe González, se reunió el pasa do jueves, con Manuel Garnacho, líder de la construcción de UGT, para intentar convencerle de que, con sus decisivos votos, impidiese la convocatoria de un congreso extraordinario y la ruptura en UGT.

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La federación de construcción ha sido una pieza clave en el desarrollo de la crisis de UGT. Su decisión de no apoyar a Méndez, ahora secretario general en funciones, dio un vuelco al resultado del comité del pasado sábado. Méndez perdió la votación por nueve votos y los siete de la construcción podrían haber sido decisivos.Eso se sabía en La Moncloa (sede de la presidencia del Gobierno) y en Ferraz (sede del PSOE). Por ello Felipe González se reunió el pasado jueves con Manuel Garnacho para intentar convencerle de que apoyara a Cándido Mendez y, de esa forma, evitar un congreso extraordinario. El presidente del Gobierno no tuvo éxito, según fuentes gubernamentales, y comentó a sus colaboradores: "Lo siento; me ha salido mal".

Ramón Rubial, presidente del PSOE, quien mantiene unas entrañables relaciones con Garnacho desde los tiempos de la clandestinidad, también se puso en contacto con él. Rubial intentó hablar con el sindicalista en la mañana del viernes pasado, cuando la federación de construcción fijaba su voto para el comité del sábado; quería saber qué estaba pasando y mostrar su preocupación por la crisis del sindicato. No llegaron a hablar, pero Garnacho recibió el mensaje.

Sin embargo, el líder de construcción no atendió esas sugerencias y, al término del comité del sábado, eludió responsabilidad alguna en esta crisis. Su argumento es que la construcción tampoco había apoyado a Méndez cuando fue elegido. Asimismo acusó a Nicolás Redondo y a la anterior dirección de ser los auténticos responsables del delicado momento que atraviesa UGT.

Garnacho está convencido de que Redondo sigue influyendo en el sindicato y en más de una ocasión ha pedido a Méndez que gobierne por sí mismo. En su opinión, esa tutela la ejerce, sobre todo, a través de la fundación unitaria que han decidido crear UGT y CC OO, y que dirige José María Zufiaur, el ideólogo de la autonomía de UGT respeto, al PSOE y el impulsor del proceso que cambió radicalmente las históricas relaciones de las dos organizaciones socialistas.

Ese análisis es compartido por toda la federación de construcción, pero las discrepancias han surgido a la hora de decidir cómo actuar en la actual crisis. Teodoro Escorial, secretario de organización, y otros dirigentes querían evitar un congreso extraordinario en medio de las elecciones sindicales. Y, por esa razón, en el seno de la ejecutiva se ha producido un enfrentamiento insólito en una federación que Redondo comparó siempre con "una secta".

Consecuencias de la crisis

Sobre el desenlace final del comité de UGT, José Ángel Fernández Villa, dirigente del SOMA-FIA, la organización más poderosa de la UGT de Asturias, manifestó ayer en Mieres que no hay que "dramatizar, pero tampoco minusvalorar las consecuencias, difíciles de prever, que puede originar la crisis en la que está inmerso el sindicato", informa Javier Cuartas.En el cementerio civil, de Mieres, durante el anual homenaje al fundador del SOMA, Manuel Llaneza, Fernández Villa, que apoyó a Cándido Méndez frente a la posición crítica de la dirección del sindicato en Asturias, hizo un llamamiento a los militantes ugetistas para que, "sin mantenerse al margen del proceso abierto, pero haciendo abstracción de los problemas existentes en el cúpula", sigan "trabajando con honradez, eficacia y entrega en los centros de trabajo".

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