Los empresarios presionan en el G-7 para delantar la libertad de telecomunicaciones
"Europa lleva 10 años de retraso: no debe perder ni uno más", clama De Benedetti
Esta cumbre del G-7 sobre la sociedad de la información será más que un espectáculo mediático. Los empresarios de telecomunicaciones, han llegado a Bruselas en plan guerrero. Antes de que el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, y vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, alzasen anoche el telón de la conferencia, los industriales del sector levanta ron ya su bandera: liberalizar, liberalizar, liberalizar. Reivindican el fin de los monopolios europeos de telecomunicaciones antes de la fecha prevista, que es la del 1 de enero de 1998.
"Los europeos llevamos diez años de retraso respecto a los Estados Unidos; no debemos perder ni uno más, porque en alta tecnología tres años es un siglo, es un período sideral. El año 1998 es demasiado tarde", manifestó ayer rotundamente a un grupo de periódicos, entre ellos EL PAÍS, el presidente de Olivetti, Carlo de Benedetti, miembro también del Grupo Bangemann (asesor de la Comisión).El patrón italiano, que preside a los empresarios del sector, ha venido para dar la batalla este fin de semana. La conferencia del G-7 no sólo reúne a los ministros de Industria y Telecomunicaciones de los siete países más ricos del mundo y a una selección de comisarios europeos, sino también a la flor y nata del sector privado, en unos debates que moderará el ex presidente de la Comisión Europea, Jaeques Delors.
Otros le seguirán en su intento por adelantar la liberalización de las infraestructuras de telecomunicaciones, es decir: acabar con los monopolios de las compañías públicas y posibilitar la salida al mercado de las redes complementarias ya existentes de otras companias. Se trata de hacerlo antes de 1998, que es la fecha recientemente acordada por el Consejo de la Unión Europea (UE).
Así, por ejemplo, el primer ejecutivo de IBM-Europa, Lucio Stanca, urgió a que "se aceleren los cambios de las legislaciones de competencia y laboral" en el viejo continente. "Sin infraestructura industrial no invertiremos en Europa", dijo a Reuters, refiriéndose al libre acceso a mercados y redes.
Los empresarios involucrados en lo que se conoce como, "sociedad de la información" pertenecen a sectores con un gran potencial: la informática, la telefonía, la electrónica de consumo, los medios de comunicación y los servicios de entretenimiento (cine, música, vídeo y otros). A la Unión Europea le corresponde una cuota del 27% de todo ese mercado mundial, frente al 35% de los Estados Unidos.
En es e contexto, el movimiento liberalizador está ganando peso, especialmente impulsado por los resultados concretos que exhiben las desreguladas telecomunicaciones británicas. "Las comunicaciones más baratas de Europa se hacen desde Londres y eso no es una casualidad", argumentó De Benedetti. Todo el sector espera impaciente que los alemanes sean los primeros en seguir el ejemplo británico y son muchos los que apuestan por el final del monopolio de Deutsche Telekom antes de 1998.
Estas posiciones encontrarán la oposición clara de algunos Gobiernos comunitarios, que desean calendarios más relajados para que sus compañías telefónicas y asimiladas puedan adaptarse con tiempo al libre mercado. Incluso si la cuestión no se zanja en esta Conferencia de Bruselas, volverá a plantearse en la próxima reunión del G-7, prevista para julio.
Conciliábulos
Con la polémica pública ya iniciada, los sherpas de ministros y miembros de la Comisión Europea discuten en voz baja el tenor del comunicado final de la conferencia, que en principio debe ser bastante genérico. Además de aprobar -se espera- once proyectos-piloto, incluirá ocho normas estratégicas. Las cuatro básicas son: promover la competencia; fomentar la inversión privada; definir un marco regulador adaptable; y proporcionar libre acceso a las redes. Una de ellos comporta desavenencias: la competencia. Los europeos son partidarios de que figure la expresión "competencia leal", adjetivo que hace cundir entre los anglosajones el temor a que eso suponga poner en marcha pesadas reglamentaciones.
Los otro cuatro puntos consisten en asegurar el acceso universal a los servicios; garantizar la igualdad de oportunidades a los ciudadanos; promover la diversidad cultural y lingüística; y asegurar la cooperación especialmente con los países en vías de desarrollo.
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