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Yeltsin promete controlar directamente la reforma de las Fuerzas Armadas rusas

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, en su calidad de máximo jefe de las Fuerzas Armadas de Rusia, prometió ayer controlar personalmente la reforma militar, que, según dijo, se realizará este año, y consistirá en una "reorganización radical en todos los temas y en todos los aspectos".

Con ocasión del día de los Defensores de la Patria (antes día del Ejército Rojo), que se celebraba ayer, Yeltsin depositó una corona de flores ante la Tumba del Soldado Desconocido en los jardines lindantes con el Kremlin y trató de animar al desmoralizado estamento castrense, prometiéndole que trataría de conseguir los medios financieros para realizar la reforma.El presidente, que calificó de "difícil" la situación económica y que ayer mismo bloqueó la decisión del Parlamento de incrementar el salario mínimo hasta el equivalente en rublos a 3.250 pesetas, dijo confiar en el Gobierno para encontrar los medios, mientras el jefe del Gabinete, Víctor Chernomirdin, que le acompañaba, asentía con la cabeza.

"No se puede esperar más, porque el Ejercito comienza a flojear y para que se sienta fuerte, para que los militares crean que habrá reforma, es necesario emprenderla con urgencia", señaló Yeltsin, según el cual la guerra de Chechenia le ha convencido de que se había retrasado en la reforma militar.

El día de los Defensores de la Patria transcurrió bajo el fantasma de la guerra de Chechenia. Ayer se cumplía también el 51º aniversario de la deportación de los chechenos y los ingushes a Siberia, que, por orden de Stalin y Beria, se realizó en la madrugada del 23 de febrero de 1944. Y el ambiente de frustración e incomodidad se reflejaba en los rostros de los máximos responsables de las distintas armas del Ejército ruso, que se reunieron en una conferencia de prensa en Moscú y se quejaron de la falta de recursos.

El jefe de la Aviación, general Piotr Deinekin, manifestó que sólo había podido pagar el 70% de la paga de enero a sus hombres, pese a lo cual ninguno había cuestionado, según dijo, las órdenes de ir a Chechenia. Deineken reiteré de nuevo que sus aviones habían bombardeado por última vez Grozni, la capital Chechena, el 24 de diciembre (información desmentida por los periodistas que estuvieron allí posteriormente), y, pese a haberse planteado ataques de precisión por láser contra los centros de mando checheno en la capital de la república secesionista, habían decidido no llevarlos a cabo.El ministro de Defensa, Pável Grachov, por su parte, vestido de uniforme de gala, lamentó que los medios de comunicación rusos se "hubieran alegrado del éxito del enemigo" y, de nuevo, acusó a la Prensa de haber sido "comprada".

La reforma del Ejército, según pronostican los analistas, exigirá un profundo debate sobre la doctrina militar y sobre el tipo de Fuerzas Armadas que el país necesita. El Ejército de Rusia tiene en la actualidad 1,9 millones de hombres, y, además, existen otros 13 contingentes armados (fuerzas del Ministerio del Interior, de los Guardias de Fronteras, de la Seguridad ... ) que, en su conjunto, suman algo menos que los efectivos del Ejército, según manifestó esta semana el jefe del Comité de Defensa de la Duma, coronel Serguéi Yushenkov.

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Uno de los graves problemas con los que se encuentra la jerarquía militar son las vacantes no cubiertas, que afectan a todas las ramas del Ejército y a todas las categorías y que globalmente suponen la cobertura de un 74% de los efectivos, según Yushenkov, que daba la cifra del 18% al 20% para el nivel de cobertura de la oficialidad y el el 30% para los suboficiales. Los cuerpos de élite, como las tropas de misiles, están cubiertas en un 90%.

Esta situación ha hecho que uno de los caballos de batalla de la oficialidad rusa sea hoy la abolición de las prórrogas estudiantiles y la ampliación del plazo del servicio militar.

[Por otra parte, más de 10.000 comunistas y nacionalistas desfilaron ayer en Moscú para pedir la restauración de la URSS y celebrar el antiguo Día del Ejército, al que consideran humillado en Chechenia. Los manifestantes portaban banderas rojas y retratos de Stalin y Lenin.]

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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