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La voz libre

Los 30 años exactos de carrera profesional de Enrique Morente se han visto recompensados por diversas e importantes celebraciones y homenajes en Granada, su tierra, así como por la concesión del máximo galardón nacional de 1994 a la interpretación musical, otorgado por el Ministerio de Cultura. Esta serie de reconocimientos más o menos oficiales contrasta aparentemente, con el papel de enfant terrible del flamenco que le tocó representar al cantaor granadino desde sus comienzos y que ha mantenido, incluso a su pesar, a lo largo de todo este tiempo.Es cierto que Morente no ha sido ajeno a la creación de su imagen de artista proscrito y perseguido por elementos de la crítica - y sectores influyentes del establishment flamenco, como señalaba el gran investigador y especialista José Blas Vega, pues nunca tuve, reparos en lanzar sus ataques furibundos contra aquéllos, en etapas tempranas y vulnerables de su profesión, sino también en cuantas ocasiones posteriores creyó conveniente hacerlo, tal como ha quedado reflejado en numerosas declaraciones.

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La naturaleza de los embates sufridos por Morente no ha tenido nada que ver con los juicios adversos. circunstanciales, que conocen la mayoría de los cantaores; se trataba de descalificaciones que atentaban contra la esencia de su arte: desde conspiraciones de silencio y etiquetas arbitrarias a la puesta en duda de las bases de su flamenquismo. Lo llamaban el "antiflamenco", diría Juan Carmona Habichuela, o "'asesino del flamenco", según la expresión del mismo cantaor.

Actualmente, la lista de sus enemigos declarados se ha reducido tanto en número como en calidad, y los casos escasos de empecinamiento revisten características que tienen más que ver con lo patológico que con la objetividad. Enrique Morente es hoy considerado por una gran, mayoría como una figura esencial del flamenco, cuya obra inmensa influye y ha de influir en el futuro. La preeminencia de su talla la ha logrado en contra de, y gracias precisamente a su espíritu anárquico e inconformísta. "Yo siempre tiré pa'l lado opuesto al que me señalaban". En efecto, Morente siempre prefirió escoger el camino de su propia libertad.

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