El plan de Zedillo contempla que el 100% del capital de los bancos mexicanos pueda estar en manos extranjeras
Por si fueran pocos los problemas que ahogan al Gobierno de Ernesto Zedillo, 1995 se presenta como un pésimo año para la banca mexicana. Las dificultades de este sector, que ya antes de la devaluación del peso mostraba un escaso nivel de capitalización y una mala calidad de sus activos, prolongarán la recesión en la que está entrando el país latinoamericano desde que la depreciación en un 40% de su divisa ha disparado lis precios y los tipos.Las agencias internacionales de calificación de riesgo IBCA, especializada en bancos, y Moody's coinciden en señalar que la morosidad (créditos de difícil cobro o vencidos) de las entidades financieras mexicanas se incrementará espectacularmente, situando al borde de la quiebra a algunas de ellas.
Ambas agencias confían, no obstante, en que los grandes bancos recibirán el apoyo institucional necesario para evitar un colapso del sistema financiero. Entre las medidas incluidas en el plan económico de Zedillo está permitir al capital extranjero la compra del 100% de los bancos (hasta ahora no se permitía más del 20%).
El Gobierno se ha comprometido también a solventar sus problemas de liquidez, bien prestándoles dinero a través del Fondo de Garantía de Depósitos mexicano o bien mediante la emisión de deuda subordinada que se comprometería a comprar el Banco Central. Asimismo se espera una oleada de compras de los bancos pequeños (unos diez, en todo el país) por los seis grandes.
La crisis del peso supone un importante paso atrás en los esfuerzos de la banca mexicana para superar sus problemas de morosidad y de mala calidad de activos, heredados de la etapa en que el sector era público. La tasa de créditos morosos sobre el total de préstamos hasta septiembre de 1994 ascendía a un 9,5%, después de crecer un 41% en ese año. Comparado con España, este porcentaje es muy elevado. La morosidad en la banca española alcanzó su récord histórico en 1993, en plena recesión, para llegar al 7,3%.
El número de créditos vencidos se puede disparar aún más, teniendo en cuenta que la mayoría de los préstamos se contrataron a un tipo de interés variable -fluctúa con el mercado- o en dólares. Los intereses están ahora por encima del 40% comparado con el 11 % anterior a la devaluación del peso y un dólar cuesta casi un 50% más. "En un entorno caracterizado por la caída del crecimiento será muy difícil que las compañías gereren los beneficios necesarios para cumplir con sus obligaciones", dice Moody's.
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