Ardillas y hachís

En cuadernillo Madrid leo que un individuo la emprende a palos con una ardilla del Retiro, hasta matarla. Me invade una gran desazón. ¿Cómo es posible que un ser humano actúe de una forma tan desalmada? El propio artículo me da la respuesta no se trata de un ciudadano corriente, sino de un "consumidor habitual de hachís" (sic). ¡Menos mal, ya está todo aclarado!Como no parece probado -y dudo que ello ocurra- que del uso de tal sustancia suelan derivarse actitudes antisociales o delictivas, ni tan siquiera un particular menoscabo fisico o mental, más allá de ciertas toses al levantarse, en mi condición de futuro biólogo se me abre una interesante vía de estudio que pudiera incluso desembocar en mi tesis doctoral: la hipotética relación entre el consumo de canutos y la riqueza faunística del Retiro, ampliable a la conexión del café con la extinción del oso pardo y al nunca aclarado maridaje entre los caramelos mentolados y la pertinaz sequía.-