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Francia se queda sola en la defensa de las cuotas televisivas obligatorias

España se apunta a fórmulas eclécticas de ayudas a la producción

Enric González

Francia se quedó ayer sola, frente a los otros 14 países miembros de la Unión Europea, en su defensa del actual sistema de cuotas para los productos europeos en las programaciones televisivas. Las enormes divergencias entre los partidarios de la liberalización del mercado -británicos, escandinavos y, en menor medida, alemanes y holandeses- y los partidarios de un sistema de protección más eficaz frente a la competencia estadounidense -la mayoría de los países, entre ellos España- hicieron, sin embargo, que las cosas se quedaran como estaban.Francia, actual presidente de la UE, logró una victoria provisional. La reforma de la reglamentación televisiva europea quedó aplazada hasta la presidencia española, en el segundo semestre. de este año.

Tras la reunión informal de ministros, celebrada en Burdeos, el comisario europeo del Audiovisual, Marcelino Oreja, afirmó que se estaba "al principio de un camino" y que harían falta muchas discusiones para pactar la reforma de la directiva Televisión sin Fronteras (TSF). Esta norma, aprobada en 1989, creó un sistema de cuotas para que al menos la mitad de la programación de las televisiones de los quince fueran de producción europea. Fue una directiva impulsada por Francia en nombre de la defensa de la "identidad cultural europea".

Pero la directiva pensada en un momento de predominio de las cadenas públicas generalistas ha quedado superada. Las cadenas privadas, las programaciones temáticas y el impulso del satélite y el cable, junto con la perspectiva de la televisión interactiva, han desbordado una directiva que, además, peca de inconcreción. La frase de que las cuotas deberían ser respetadas "siempre que sea posible" ha suscitado múltiples interpretaciones y confusiones en torno a la aplicación de la misma.

La ministra de Cultura que no se pierde una, Carmen Alborch, afirmó ayer que la propia eficacia de la directiva resulta discutible. "Aún no se han estudiado seriamente los resultados tras cinco años de aplicación", dijo, "pero está claro que a muchas televisiones les resulta más barato cubrir su cuota europea con películas antiguas que con productos contemporáneos. Y no es así, me parece, como mejor se defiende la identidad cultural europea".

La posición española, definida por la ministra como "ecléctica y conciliadora", consiste en defender una reforma de la directiva tras la cual se mantenga un sistema de cuotas flexible, que combine un mínimo de productos europeos, con la posibilidad complementaria de destinar parte del presupuesto protegido a la producción de cine y televisión.

Marcelino Oreja, por su parte, señaló que en Burdeos se ha alcanzado un acuerdo sobre dos cuestiones básicas: que hace falta promover la industria europea del audiovisual, siempre amenazada por la hegemonía de Estados Unidos y la creciente competencia asiática; y que hay que modificar la directiva. Reconoció que todo lo demás ha quedado en el aire.

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