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Pekín endurece su postura en las negociaciones comerciales con EE UU

A escasas horas de que comenzara la reunión entre representantes de China y Estados Unidos para lograr un acuerdo sobre la propiedad intelectual que evite la guerra comercial, Pekín volvió a endurecer su postura. Al tiempo que llegaba el negociador estadounidense, Lee Sands, a la capital china, el primer ministro Li Peng aseguraba en un simposio franco-chino que su Gobierno está unido para no ceder ante las "exigencias irracionales" de Washington sobre la piratería comercial china. Una piratería que, según el Departamento de Comercio estadounidense, cuesta a las firmas norteamericanas vinos 3.000 millones de dólares al año (cerca de 400.000 millones de pesetas)."Estados Unidos nos presiona para que tomemos soluciones que van contra nuestros intereses", dijo Li Peng en alusión a la petición norteamericana de cerrar las 29 fábricas al sur y este del país que producen las copias piratas de compact-discs y programas informáticos estadounidenses. Para Pekín esta exigencia supone una intervención en los "asuntos internos". Muchas de estas plantas, que están regentadas por "descendientes históricos de la revolución china", dijo el primer ministro, se encuentran en la provincia de Guangdong, una región intocable por su importancia estratégica en el sector de la exportación.

Pekín, además, se resiste a que Washington vincule las negociaciones sobre la propiedad intelectual y las patentes con el acceso al mercado chino. La razón por la que EE UU quiere vincular ambos aspectos es el preocupante aumento de su déficit comercial con China -de 10.000 millones de dólares en 1989 a 30.000 millones en 1994-.

Posturas distantes

Las posturas están muy distantes y quedan apenas dos semanas, hasta el 26 de febrero, para que comiencen las sanciones. La negociación no comenzará oficialmente hasta hoy, tras la cena informal que mantuvieron los representantes de ambos bloques anoche.

De no lograrse un acuerdo, Estados Unidos duplicará el arancel de una serie de productos importados chinos por valor de 1.080 millones de dólares (142.000 millones de pesetas). Pekín aplicará una medida similar. "China espera que EE UU demuestre flexibilidad en la nueva ronda de, negociaciones para lograr un acuerdo", declararon ayer fuentes del Ministerio de Comercio chino.

El impacto directo de1as sanciones americanas será mínimo, porque sólo un 3% de las exportaciones chinas a EE UU se verá afectado. La preocupación es por el impacto que la guerra comercial puede tener en las relaciones con su principal socio comercial y en el flujo de capital estadounidense hacia el país asiático, que es fundamental para su desarrollo.

Estados Unidos no puede permitirse el lujo de cerrarse el acceso al vasto mercado chino, pero, al mismo tiempo, China tampoco puede negar que necesita a las multinacionales estadounidenses, sobre todo en un momento en el que Pekín intenta captar inversión extranjera para proyectos de alta tecnología. Prueba de la importancia que tiene esta cooperación es que la secretaria de Energía estadounidense, Hazel O'Leary, viaja el domingo próximo a China con el proyecto de firmar contratos por valor de 5.000 a 8.000 millones de dólares. China ha amenazado también con suspender las negociaciones con empresas automovilísticas, químicas y del audiovisual que pretenden instalarse en su territorio.

La violación de la propiedad intelectual en China afecta a otros países, por lo que el estallido de una guerra comercial por esta cuestión repercutiría negativamente en la imagen del país asiático en el ámbito internacional. Ello sucede en un momento en el que está negociando su reingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC), que sustituye al GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) como vigía del comercio multilateral.

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