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ARCO 95

La feria cierra con un aumento de ventas y público

La feria internacional de arte contemporáneo Arco cerró ayer sus puertas tras permanecer seis días en dos pabellones del parque ferial Juan Carlos I, de Madrid. Obras de 904 artistas ocuparon los espacios de 92 galerías españolas y 76 extranjeras. En Arco 95 han aumentado las ventas y el público asistente, un total de 142.000 personas, según la dirección del certamen y las galerías consultadas, que coinciden en la aparición de nuevos coleccionistas.

"La feria ha sido muy estimulante, por la aceptación del público y por el apoyo del mundo del arte", declaró ayer Rosina Gómez-Baeza, directora de Arco. "Todos los galeristas que están en el comité coinciden en que han vendido más que el año pasado y en la aparición de nuevos coleccionistas, de profesiones liberales, entre 30 y 45 años, que se incorporan al mundo del arte con sus prime ras compras". El año pasado acudieron 130.000 personas, y 128.000 en 1993.Para la directora de Arco la presencia de los compradores internacionales sigue siendo la asignatura pendiente. "En los próximos años tendremos que importar coleccionistas". Durante la feria ha sido familiar la imagen de los paseos de los 33 coleccionistas norteamericanos invitados, que también se han desplazado a Barcelona y Valencia para ver galerías y museos. También señala la acepta ción de las galerías del programa USA en Arco, con 12 casetas. Todas ellas han vendido una o dos piezas a comprado res españoles, según el testimonio de John Weber.

Los compradores norteamericanos -también han acudido 11 latinoamericanos- han adquirido en las galerías de Esta dos Unidos y obras de artistas jóvenes en las españolas. Con el convencimiento de que "promocionan lo que compran" se llevan o han aprendido nombres como Susy Gómez, Moraza, Francesc Torres o Victoria Civera.

Coleccionistas e instituciones públicas y privadas empujaron las ventas de Arco 95, con la base de compradores a partir de grabados de 30.000 pesetas y piezas de hasta medio millón de pesetas. "Por encima del millón es difícil la venta dice Helga de Alvear. "Llevamos años muy malos y ahora llega una etapa más real".

La Fundación Arco ha invertido 20 millones en un iglú de Mario Merz (Cristian Stein), un tàpies (Waddington) y dos sauras (Marlborough) para su colección. Es un ejemplo de que los descuentos funcionan -algunos museos logran hasta el 20%-, ya que todo el presupuesto se lo llevaba Merz. La colección del Instituto de Crédito Oficial, que antes de la feria ha incorporado un domínguez y un leiro, estaba pendiente ayer de un paseo definitivo. El Reina Sofía no ha dejado muchas pistas, aunque ha comprado obras de Rosa Brun y Javier Baldeón, y el museo de Vitoria ha seleccionado una obra de Curro González.

"No he vendido absolutamente nada". La Sabine Wachters es la única galería belga, aunque no fue invitada el año pasado en el espacio especial de Bélgica. Ha presentado pinturas y esculturas del británico Bill Woodrow, a partir de dos millones, pero sólo ha recibido indiferencia. En Luis Serpa (Lisboa) se ha vendido una pieza de Pedro Calapaez. Patricia Ortiz, de OMR, México, dice que ha encontrado nuevos clientes para su 30% de piezas vendidas. David Juda, de Londres, elogia la organización y el espacio, aunque no quiere hablar de una escultura de Naum Gabo comprada por un español. La escultura La femme au jardin, de Picasso, se convirtió en la pieza de la feria -el Rey también se interesó- y seguirá en el misterio del precio, aunque se sabe que está en tomo a los 800 millones. La directora de PaceWildenstein, de Nueva York, Susan Dunne, ni confirmó ni desmintió una reserva, ni tampoco entró en las ventas concretas ni precios, "que la galería no ha facilitado".

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