Para los amigos

Uno acude con prevención a determinados conciertos. En el caso de Joe Jackson, asustaba su anunciada determinación de centrarse en su más reciente disco, Night music, una obra -me parece- de escasa substancia. Los temores. se confirmaron a medias: Jackson interpretó media docena de temas de Night music, pero, como suele ocurrir en sus actuaciones, el prodigio de verle trenzar su música hizo más que tolerable, ese material evanescente.En realidad, verle no se le veía mucho, atrincherado como estaba detrás de un piano de cola. Pero el humor que este británico con aspecto de cigüeña exhibió a lo largo del concierto, burlándose de sí mismo, recibiendo los piropos de un público rendido e intentando comunicarse en castellano, compensó por esa posición defensiva y por una iluminación tan exquisita como escasa. Lo peor fue el tratamiento que dio a algunos de sus primeros éxitos, repasados con escaso respeto y notorio desdén. Ya se sabe que Jackson no se siente encadenado a sus grabaciones históricas.