_
_
_
_
Reportaje:

Un 'pico' de oxígeno

El puerto de la Navafría es un paraje solitario de la sierra de Guadarrama a disposición de los senderistas

De todos los puertos del Guadarrama, el de Navafría es secretamente el menos transitado. Menos, incluso, que el de la Fuenfría, y eso que la calzada romana que atraviesa este último, no está ya la pobre para romerías, mientras que la carretera de Lozoya a Navafría conserva tramos mejor asfaltados que muchas calles de Madrid.No siempre sucedió así. A principios del siglo XV, Rodrigo Manrique (anónimamente famoso por las coplas que su hijo Jorge le dedicó a su muerte) escribió: "De Lozoya a Navafría, / cerca de un colmenar, / topé serrana que amar / todo hombre codicia habría". Lo cual es índice de qué, en un día propicio, el lugar debía de ser un pandemónium de apicultores, poetas y vaqueras ninfómanas, entre otros.

Y aún antes, en tiempos de Alfonso XI, el puerto de Cega -así llamado entonces- hubo de ser un paso asaz frecuentado por cazadores, a juzgar por la abundancia "de osso en verano et en yuierno, et de puerco a las vezes" (Libro de la montería, III, X).

Las razones de su solitud actual son oscuras, y, para ser sinceros, al montañero le importan un comino. Poder recorrer las alturas que flanquean el puerto de Navafría sin tropezarse con una expedición del Inserso, dos pelotones de boyscouts y media docena de ecologistas encadenados a un vértice geodésico es todo lo que un amante de la Sierra le puede pedir a la vida en un domingo invernal.

El domingo perfecto principia de buena mañana en el puerto de Navafría, con el caminante dispuesto a vencer los más de 400 metros de desnivel que hay entre este paso y el Nevero. Conoce el pico en cuestión. No ignora que ocupa el noveno puesto en el top ten del Guadarrama: 2.209 metros. Ni tampoco que es monte pelado, sin un triste piorno que llevarse a los ojos, sin carácter.

Salvación

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Un cortafuegos trazado en el pinar encauza sus primeros pasos hacia poniente. El repecho es de aúpa, pero en poco más de media hora comienza a ceder para transformarse en suave pendiente cubierta de matorral bajo, la última vegetación que alegrará sus retinas en lo que resta de jornada. Lo que no perderá de vista es la alambrada que, paralela al cortafuegos y al camino luego, corre hasta la mismísima cima, pues sabe que, aun hecha trizas como está, puede ser su salvación en caso de niebla o cellisca, meteoros harto comunes en esta parte de la Sierra, la más fría, desabrigada y traicionera.

A la hora larga de andar por el filo de la montaña, límite entre las comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha (suena horrible dicho tan cerca del cielo), se alza un escalón rocoso que el excursionista supera sin despeinarse; 10 minutos después, sale a un amplio collado desde el que se ejercitan en verano los temerarios del ala delta y del parapente; y, un cuarto de hora más tarde, corona el pico del Nevero. En total, 90 minutos de gloria privada.

Si durante toda la ascensión ha habido vistas para dar y tomar, al llegar a esta máxima cota no las gozarían mejores ni los ángeles del Señor.

Por decirlo en verso, que a estas alturas se antoja lo adecuado: "Rodeado de frondosos y altos montes, / se extiende un valle, que de mil delicias / con sabia mano ornó Naturaleza. / Pártele en dos mitades, despeñado / de las vecinas rocas, el Lozoya, / por su pesca famoso y Por sus dulces aguas" (Gaspar Melchor de Jovellanos).

Hilo de plata

Los frondosos y altos montes son todos los de la Cuerda Larga, desde las Guarramillas hasta la Najarra, erigidos en perpetua oposición a la línea de cumbres que va de. Peñalara al propio Nevero., Encajonado entre ambas cadenas serpentea el Lozoya, hilo de plata que enhebra los caseríos de Rascafría, Oteruelo y Alameda del Valle, para luego remansarse en el embalse de Pinilla. Al pie del Nevero, recoletas hoyas de origen glacial atesoran lagunas mínimas y veneros de los que manan aquellas aguas dulcísimas. Y luego está el aire puro, que no se ve pero que se respira hasta por los poros. Esto es un pico y no lo que se temen otros.

Una brújula

Dónde. El puerto de Navafría se halla a 96 kilómetros de Madrid. El camino más corto es la carretera de Burgos (A-1), desviándose a la altura del kilómetro 69 por la M604 hasta Lozoya. Del pueblo sale una pista asfaltada de 11 kilómetros.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_