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Entrevista:

"Hassan no es garantía de seguridad en el Magreb"

Antonio Caño

En su esfuerzo por mantener viva la llama de la causa saharaui en medio de la convulsión islámica en el Magreb y del desinterés norteamericano el presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Abdelaziz, pasó la pasada semana por Washington para mantener contactos secretos con funcionarios y analistas envueltos en esa crisis. En una entrevista con EL PAÍS, Abdelaziz, de 47 años, que combina su presidencia con la secretaría general del Frente Polisario desde 1976, advierte que el respaldo occidental al rey Hassan II de Marruecos no es garantía de seguridad en el Magreb, pronostica una extensión de la crisis de Argelia hacia los países vecinos y advierte que los saharauis reanudarán la guerra si fracasa la misión de paz que conduce la ONU desde 1991.

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Pregunta. ¿No aprecia usted que la crisis de Argelia empuja a las potencias occidentales a respaldar a Hassan Il como garantía de seguridad en la región?

Respuesta. El rey Hassan no es ninguna garantía de seguridad y estabilidad en el norte de África. EE UU y Europa no pueden basar toda su estrategia de seguridad en una sola persona. Las personas, por muy importantes que sean, cometen errores, cambian, son reemplazadas y se mueren. Es mucho más segura una estrategia basada en la región en su conjunto.

P. España también parece dejar a un lado el Sáhara en aras de la seguridad en el Magreb, ¿no le parece?

R. Creo que, desde el punto de vista de la seguridad y de los intereses nacionales bien entendidos, no debería haber ninguna razón por parte de España para sacrificar el derecho saharaui a la autodeterminación. La seguridad y los intereses españoles estarían mejor salvaguardados teniendo relaciones con una nación saharaui independiente y con todo el conglomerado de países de la región.

P. La situación en Argelia priva a los saharauis de su principal aliado. ¿Puede esto poner en peligro su causa?

R. Las repercusiones de la situación en Argelia abarcan a toda la región, y los saharauis, por supuesto, también se ven afectados. Pero lo importante es que la posición de Argelia respecto al Sáhara occidental no ha sufrido ninguna modificación, y no hay ningún elemento para pensar que va a cambiar de posición. Argelia ha incorporado el principio de la autodeterminación del Sáhara dentro de su propia filosofia.

P. ¿Les perjudicaría a ustedes la toma del poder en Argelia por los grupos religiosos?

R. Estoy seguro de que la posición de Argelia sobre el Sáhara occidental será permanente, sean cuales sean los vaivenes que se produzcan en la situación interior de ese país.

P. ¿Condenan el Frente Polisario y la RASD los atentados cometidos en Argelia?

R. Nosotros siempre hemos estado en contra de acabar con una vida humana, sea quien sea el autor. Dicho esto, no queremos interferir en la situación interna de Argelia.

P. ¿Cree que la crisis de, Argelia se extenderá a Marruecos?

R. La crisis existe en Marruecos mucho antes que en Argelia. En Marruecos hay una crisis económica y social, ausencia de democracia, falta de derechos humanos, carencia de libertad de expresión. Los ciudadanos marroquíes viven mucho peor de lo que puedan vivir los argelinos. De acuerdo con las informaciones de que disponemos, desde el verano pasado se han registrado en Marruecos 120 acciones violentas de grupos religiosos. Yo pienso que la situación en Argelia va a afectar a todos los países con los que tiene fronteras, y especialmente en Marruecos.

P. ¿Y no existen tendencias integristas dentro del propio movimiento saharaui?

R. No lo puedo descartar en el futuro. No obstante, hoy por hoy, la preocupación central de los saharauis es cómo recuperar nuestra tierra ocupada por un Ejército extranjero. Las demás ideas quedan marginadas. Los saharauis se consideran musulmanes, pertenecen a un cultura islámica, pero tienen características propias que hacen que practiquen un islam tolerante.

P. ¿Cree usted que se podrá celebrar el referéndum en el Sáhara antes de finales de año, como ha establecido la ONU?

R. Nuestra confianza en que se pueda cumplir con ese límite es muy relativa, muy escasa. Y eso se debe fundamentalmente a una cosa: nuestra convicción de que los marroquíes no quieren un referéndum limpio de autodeterminación para el pueblo saharaui. Marruecos lo que quiere es un plebiscito para sus propios colonos, y si no lo consigue, va a seguir utilizando la táctica de prolongar el tiempo a fin de agotar a la comunidad internacional y de exprimir el último dólar del presupuesto de la ONU para el Sáhara occidental. Estamos dispuestos a celebrar el referéndum mañana mismo si hay voluntad política de hacer algo limpio.

P. ¿Considera que la ONU está haciendo un buen trabajo en el Sáhara?

R. La acción de la ONU es de mucha complacencia con Marruecos, de falta de solidez para hacer frente a la presión marroquí. Hasta. tal punto que algunos dicen que se trata de una actitud de complicidad.

P. Si no se cumple con el plazo para el referéndum y la ONU abandona su misión en el Sáhara, ¿reanudarán ustedes la guerra?

R. Absolutamente. No lo deseamos, pero, si se produce esa situación, significa que se ha cerrado el camino diplomático pacífico, obligándonos, naturalmente, a reemprender la guerra de independencia.

P. ¿Cómo juzga la posición de Estados Unidos en este conflicto?

R. Muy positiva. Estados Unidos no ha prejuzgado ningún resultado del referéndum. Para ellos lo importante es que sea un referéndum imparcial, limpio y libre.

P. ¿Qué más cree usted que debería hacer la Administración norteamericana?

R. Persuadir al Gobierno marroquí para que respete en los hechos el espíritu y la letra del plan de paz de 1991, presionar para que Marruecos permita a la ONU hacer un trabajo transparente en el Sáhara occidental y convencer a los marroquíes de la necesidad de una negociación directa de las dos partes. Creo que EE UU, que paga un tercio del presupuesto de la ONU en el Sáhara occidental, tiene derecho a ejercer esa presión.

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