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La Línea a partir de un Peñón

Las redadas de la Guardia Civil contra el contrabando encuentran familias airadas que han hecho del tabaco y la droga su medio de vida

A sus espaldas, la suave Sierra Carbonera. Delante, como un destino abrupto, la parte más arisca de la roca de Gibraltar, la que da al Levante y de la que llegan las planeadoras cargadas de tabaco que mantienen con vida a La Línea en medio de un desolador panorama presidido por el paro y la falta de estímulos. Con mar a cada lado y más lejos del resto de Andalucía y de España que el ya de por sí injustamente olvidado Campo de Gibraltar, a cuya demarcación pertenece, La Línea de la Concepción se empeña en sobrevivir.Los agobios son muchos, empezando por un índice de paro del 40%, el más alto de España. De un lado están las familias que procuran arreglárselas dentro de la ley, amparadas por un empleo fijo en el cercano e insuficiente polígono industrial o en el floreciente puerto de Algeciras. De otro, las que se dedican al contrabando de tabaco: el 60% de los 61.000 habitantes vive, directa o indirectamente, de tal actividad, por lo que no es extraño que las redadas de la Guardia Civil se encuentren con airadas respuestas, populares que enfrentan a los agentes con mujeres, niños y ancianos que los rechazan a pedradas.

También está la droga, que ha convertido la zona del arco de la bahía de Algeciras, por su fácil penetración, en un escenario dramático. Según las coordinadoras antidroga, 9G personas encontraron la muerte en 1994 por la combinación droga-sida, casi el doble que en 1993. De ellas, 37 son de La Línea, sólo ocho menos que de Algeciras, que duplica su población.

Sor María Dolores, una de las tres Hijas de la Caridad que llevan la Residencia, Marillac, que acoge a enfermos terminales de sida es taxativa sobre las causas por las que la juventud se pierde: "Aquí no hay nada para ellos. Ves a cantidad de jóvenes en la calle, a todas horas y en todas partes, con los brazos cruzados. ¿Qué industria, qué vida hay aquí? El único dinero se consigue de esa forma. Luego, terminan enganchándose".

Las monjas empezaron en 1992 recogiendo a los enfermos que se escondían abandonados por todos: "La idea era acogerlos para bien morir, pero se recuperan bastante. Han muerto 27, pero algunos todavía están aquí y hemos- descubierto que lo que mejor les sienta es el cariño". Marillac vive de donativos: "La gente de La Línea se ha vuelto muy solidaria. Se da cuenta de que les podría ocurrir a sus hijos".

Frente a la apatía de la Administración, un buen número de movimientos sociales han arrimado el hombro para afrontar los tiempos difíciles. Uno de los personajes más comprometidos es Pepe Chamizo, cura y presidente de la coordinadora antidroga Despierta: "Junto con el tráfico de hachís aparece la utilización de jóvenes y adolescentes marroquíes y españoles, de clase media, de institutos, que se reclutan en salas de juegos, en talleres de reparación, muchas veces enganchándoles con heroína o con el regalo de una moto. Ya se distingue a simple vista si un chaval viene o no de un barrio hostil en el que ha sido masacrado. Se ha incrementado el movimiento universitario,. pero para quienes hayan fracasado en la escuela hay pocas alternativas. Nosotros incrementamos la formación para el empleo. Hay talleres ocupacionales. Intentamos rehabilitar la figura del aprendiz no para explotarlo con un contrato-basura, sino como esperanza de futuro, y fomentamos el autoempleo, las pequeñas cooperativas...".

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Echar 'carná'

En La Atunara, el barrio de la playa de Levante al que llega el contrabando y desde el que se distribuye, una cuadrilla de muchachos ofrece tabaco y hachís "Esto no se acaba nunca", dice uno, "porque no hay trabajo y el que hay es para que te exploten". Según estos. gallumberos (traficantes), el negocio está ahora "chungo" por las medidas de seguridad, "que hasta en Gibraltar las están aplicando": "Antes te daban 5.000 pelas por pasar una caja; ahora, 3.500. Con todo, es mucho dinero: para sacarse 15.000 diarias sólo en tabaco. La droga deja mucho más beneficio, pero es más arriesgada. De hecho, al que se pilla con menos de un millón de pesetas en cigarrillos -aunque sea una peseta menos- sólo se le incautan las cajetillas y se le pone una sanción administrativa. -La Guardia Civil lo tiene difícil. Sin contar con la escasa ayuda de Gibraltar, donde el tráfico de tabaco se considera legal - 16 millones de libras al año-, la implantación del teléfono móvil dota a las cuadrillas de una decisiva agilidad. Desde tierra, estas pandillas, aparentemente dedicadas a la charleta, avistan las Patrullas y se comunican con las planeadoras para que varíen su rumbo o monten operaciones de distracción, "echar carná ", que fácilmente confunden a la vigilancia, desbordada.

En las tapias de La Atunara hay pintadas que recuerdan, con un "Turbo asesina", los sangrientos hechos de diciembre, cuando, en una persecución, la lancha aduanera pasó sobre una Zodiac con tres kilos de hachís. "A eso no hay derecho", dice otro muchacho, que exhibe tres dedos amputados en la mano izquierda: "Me los arrancaron de un balazo hace cuatro años".

"Las madres sufren mucho, pero saben que no hay otra", dice El Rubio, de 30 años. Es llanito, habla el spanglish y lleva diez años en el asunto como piloto. Para él, de los que dan trabajo, la vida resulta placentera. Al timón de cualquiera de sus cuatro lanchas (dos Phantom, con motor Yamaha de 200, y dos King; cada una de cinco millones), sale por la noche y en ocho viajes, una hora, se embolsa casi un millón de pesetas.

Falsas expectativas

Parece evidente que, si no corriera dinero, cualquiera que sea su origen, el comercio no podría vivir, pero, según Francisco Mateos Claros, director de la Universidad a Distancia, "el dinero negro no crea riqueza aquí, sino unas expectativas que nunca se cumplen". Para él, la solución pasa inapelablemente por la educación: "No se llegó a la escolarización plena hasta los ochenta".

La situación actual de la comarca, según CC OO, es, en buena parte, herencia de la política desarrollista de los sesenta, cuando se implantaron numerosas empresas y se indujeron inversiones importantes que, sin embargo, no condujeron a un desarrollo equilibrado. El sector agrícola y el de servicios, aquí fundamentales, fueron descuidados y las posibilidades turísticas de la bahía quedaron destruidas.

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