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¿Hay o no hay cambio climático?

El calentamiento terrestre, anunciado pero no comprobado, emerge como debate político

El cambio climático causó en España, en 1994, 600.000 millones de pesetas de pérdidas, anunció la pasada semana, a bombo y platillo, la organización ecologista Greenpeace. Un anuncio que ha hecho enarcar las cejas a los expertos en la materia. ¿Cómo va a haber pérdidas por esta causa si no se sabe todavía si ha empezado el anunciado cambio climático, o si la sequía actual en la mitad sur de España es una más de las muchas que ha sufrido este país? El telón de fondo de una campaña que no ha hecho más que empezar es la próxima reunión (marzo, en Berlín) de los países firmantes del tratado internacional para evitar el cambio climático, que se han comprometido a limitar las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los científicos fueron los que dieron la voz de alarma hace apenas 10 años cuando empezaron a comprender que los gases emitidos por la actividad humana desde la revolución industrial -especialmente a través de la quema de combustibles fósiles podrían llegar a romper el delicado equilibrio de la atmósfera que rodea la Tierra y permite la vida. Ahora, al tiempo que se muestran partidarios de empezar a tomar medidas "por si acaso" reclaman que les dejen trabajar antes de sacar conclusiones sin base científica. Las medidas se justifican porque, si suben las temperaturas globales por encima de la variabilidad natural del clima, será imposible detener la tendencia y evitar impactos muchas veces catastróficos y, sobre todo, desconocidos. Pero la realidad es que hasta el año 2000 no se sabrá si las temperaturas globales han empezado a subir, debido a la banda de error de las medidas que se manejan (de más menos medio grado). Sin embargo, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), en el que participan centenares de científicos de todo el mundo, convocados por la Organización Mundial de Meteorología, ha advertido ya, en el avance de su próximo informe global, que si las emisiones de los gases de efecto invernadero, como el CO2, continúan acelerándose al ritmo actual, el planeta sufrirá sequías en, muchas áreas de la tierra e inundaciones en otras. Las emisiones tendrían que reducirse por debajo del nivel de 1990 para estabilizar las concentraciones atmosféricas de CO2 al doble del nivel presente.

Y en este escenario se aproxima la conferencia de Berlín, con predicciones pesimistas sobre lo que puede salir de ella, porque la realidad es que, al paso que van las emisiones, no sólo no se estabilizarán en el 2000, sino que crecerán un 12%. Según el ministro danés de Medio Ambiente, Japón y Estados Unidos son los países que peor se están portando de cara a cumplir los compromisos adquiridos. Ayer comenzó en Nueva York la reunión preparatoria de la conferencia de Berlín, que discutirá posibles compromisos de limitación de emisiones más allá del año 2000.

Pertinaz sequía

El cambio climático no es la pertinaz sequía tan conocida por otra parte históricamente en España. Son otros fenómenos más sutiles de los que se pueden sacar conclusiones mucho más alar mantes, que son precisamente los que han espabilado a los políticos. A la catástrofe momentánea se puede hacer frente, pero será mucho más difícil tomar las me didas para adaptar la economía de un país a la liquidación de cultivos en grandes regiones o hacer frente a la subida del nivel del mar. En España se sospecha que si el nivel global de las aguas sube 10 centímetros, la mayoría de las playas españolas quedaría aniquilada para el turismo.

Cristina Narbona, secretaria de Estado de Medio Ambiente, es de los que creen que, aunque la discusión científica siga durante varios años, la evidencia del cambio climático para tomar decisiones políticas es más que suficiente. "Además, todas estas medidas de reducción de emisiones -ahorro energético, cambios a energías limpias- son correctas en sí mismas aunque no hubiera cambio climático" afirma.

Sobre la cifra de pérdidas puesta sobre la mesa por Greenpeace no quiere. pronunciarse por falta de datos, pero recuerda que una cifra contrastada es la de 50.000 millones de pesetas anuales de pérdidas debidas a la erosión.

Al geógrafo Jorge Olcina, autor del libro Riesgos climáticos en la Península Ibérica la atribución de pérdidas al cambio climático hecha por Greenpeace le parece un disparate. "Hablamos de que está cambiando el clima sin conocer la base climática dé nuestro país. Falta perspectiva histórica. Con datos de 15 ó 20 años no podemos hacer nada. Está muy bien que se haya denunciado el peligro que representan las emisiones de gases de efecto invernadero, pero de ahí a inferir que vamos a entrar en un proceso de desertización... Anualmente se producen entre 70.000 y 100.000 millones de pesetas de pérdidas por fenómenos atmosféricos en España y cuando hay sequías o inundaciones esa cifra se dispara".

Olcina recuerda que en España hay sequías hay cada siete o 10 años y que lo que dispara la alarma es el aumento de demanda, no la sequía. "Sobre todo, echo en falta en España el impulso al estudio y la prevención de los problemas que causan los riesgos climáticos, especialmente cuando los noventa han sido de clarados decenio de los desastres naturales por al ONU", dice.

Investigación del impacto en España

Aunque haya ya estimaciones sobre las alteraciones en el clima global, los estudios regionales sobre clima para precisar localmente el impacto del cambio se convierten en imprescindibles. en esta segunda etapa. En España, la escasez de estos estudios es obvia y es vista por los científicos como grave. Esta misma semana, explica Cristina Narbona, secretaria de Estado de Medio Ambiente, se anunciará oficialmente la inclusión de esta área en el Plan Nacional de Investigación y Desarrollo, con una dotación para financiar proyectos de 400 millones durante el primer año.Ana Iglesias, autora del primer estudio sobre impacto del cambio climático en la agricultura española, señala: "Me parece muy bien, porque el plan de investigación tiene un sistema estándar de evaluación de proyectos que se ha comprobado en otras áreas de la ciencia, y es muy positivo que nos evalúen los proyectos de clima con criterios científicos". España sería uno de los países de Europa más perjudicados por el cambio climático en la productividad agrícola y en la disponibilidad del agua, concluye el estudio que Iglesias, investigadora del INIA, ha realizado sobre trigo y maíz como cultivos de referencia. El aumento de las temperaturas influiría negativamente en la mayoría de las cinco regiones estudiadas.

La prevención de los impactos del posible cambio climático es objeto de las jornadas que empiezan hoy en Madrid, en las que participa, entre otros, el director del prestigioso centro Hadley para la Predicción Climática.

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