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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Fini rompe con el pasado

EL MOVIMIENTO Social Italiano (MSI), partido creado al terminar la II Guerra Mundial para prolongar las ideas de Mussolini, acaba de autodisolverse en el congreso celebrado en Fiuggi (cerca de Roma) la semana pasada. El hecho es significativo: después del hundimiento de la primera república italiana, ahogada en una marea de corrupciones, cabía temer que resurgiese la ideología fascista. No ha sido así. Al contrario, Gianfranco Fini, que era el líder del MSI, ha. comprendido que para desempeñar un papel en la política italiana necesitaba enterrar el MSI (que siempre tuvo una audiencia muy limitada) y crear otro partido en el que, no quedasen vinculaciones con el fascismo.La operación le ha salido bien: primero. creo una Alianza Nacional (AN), con el MSI dentro, para dar una imagen más respetable a su ingreso en el Gobierno de Berlusconi. Ahora ha disuelto el MSI y, al dar nacimiento a la AN como nuevo partido de derecha, ha presentado un programa que la separa y aleja de los partidos neofascistas europeos, como el Front National de Le Pen, en Francia. Fini ha declarado que "el antifascismo es un valor democrático fundamentaI". La AN se presenta como un partido populista, orientado hacia las capas medias, con tendencias presidencialistas pero que reconoce el papel decisivo del Parlamento en el sistema político. Quizá el dato más significativo es la actitud de las fuerzas políticas italianas, en particular el Partido Democrático de Izquierda (ex comunista), que han avalado la creación del nuevo partido.

Fin¡ es esfuerza ahora en crear un nuevo polo de la derecha que permita, después de la etapa del Gobierno de Dini y de las elecciones previstas, el retorno de la derecha al poder. Y como, de acuerdo con las previsiones, Ia pugna electoral se librará en los sectores de centro, Fin¡ ha iniciado también una política de acercamiento al Partido Popular de Buttiglioni. Con ello intentaría no marginar a Berlusconi, pero sí privarle del protagonismo que ha tenido hasta ahora, convirtiéndole sólo en uno de los líderes de la derecha, cuyo peso electoral se verá en los próximos comicios.

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