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Revisiones, sellados de fisuras y empastes a los niños en la nueva prestación buco-dental pública

Para conservar la dentadura íntegra hasta los 75 años hay que empezar a cuidarla a los 6

¿Sabía que en España hay actualmente más enfermos de la boca que de todo el resto de patologías juntas? Históricamente, a la dentadura no se le da importancia hasta que falla. Pero, como recuerda José Antonio Zafra, secretario del Consejo General de Odontólogos de España, los tratamientos tienen una vida media, "y lo que no tiene una vida medía es la higiene, la buena alimentación y la revisión precoz. El futuro de la salud buco-dental empieza en la infancia".La prevención desde la niñez, que ya se viene haciendo en algunas comunidades autónomas, acaba de adquirir rango de servicio sanitario obligatorio en todo el Estado español en el nuevo catálogo de prestaciones de la sanidad pública que acaba de aprobar el Gobierno. El servicio se dará en los centros públicos hasta la edad de 14 años y comprende las revisiones periódicas; el sellado de fisuras molares; los empastes, también molares, y las campañas de fluorización, indicadas en la protección del esmalte dental.

A los dos años de edad todos los niños han desarrollado su primera dentadura, la llamada de leche, que empezará a renovarse hacia la dentición permanente en torno a los seis años. A partir de esa edad vivirán con las mismas piezas durante el resto de su vida. Cuidarlas no sólo significa conservarlas el mayor tiempo posible, sino también evitar otro tipo de enfermedades muy relacionadas con la salud bucodental.

Herencia, dieta e higiene

Las expectativas actuales de la comunidad internacional ante el desarrollo de la odontología estiman que con un buen cuidado desde la infancia el 70% de las personas pueden conservar prácticamente el total de sus piezas dentarias a los 75 años.

En un pequeño porcentaje, la herencia, y en una apabullante proporción, la higiene y la alimentación son responsables de que un 68% de los niños españoles de 12 años padezca caries. Este problema no es exclusivo de la segunda dentición, sino que puede aparecer también en la de leche, aunque con menores consecuencias para el niño. El cepillado diario debe iniciarse, según los dentistas, con la aparición de los primeros dientes. Incluso recomiendan la limpieza de las encías de los bebés. Hay que evitar, recuerdan, que la caída prematura de un diente de leche perturbe el espacio que luego ocupará la pieza permanente.

Las fisuras en los primeros molares que brotan es un problema relativamente frecuente a partir de los seis años, difícil de detectar en algunos casos, provocado por una mala fusión de la pieza, lo que deja una pequeña ranura por la que el depósito continuado de alimentos acaba con la pieza. La corrección se hace con un sellado que dura más cuanto más temprano se acomete. En el territorio cubierto por el Insalud (el 43% de la sanidad pública), el porcentaje de los 181.639 niños protegidos en esta edad que han sido objeto de un sellado de fisuras ha sido del 15%. En total existe una población de 1.722.462 niños entre los 6 y los 14 años cubierta por el Insalud, y alrededor de 3,5 millones en todo el Sistema Nacional de Salud.

La gingivitis, o inflamación de las encías por culpa de la placa dental que van produciendo las bacterias, constituye también una patología frecuente a partir de los 10 años, que puede afectar seriamente el hueso en el que se ancla el diente. En algunos casos puede ser necesaria una limpieza en el dentista.

Pero todavía más habitual en los pequeños son los problemas de mala colocación de las piezas dentarias de carácter permanente, que puede provocar un desequilibrio en el encaje de los maxilares, un incorrecto desarrollo de los huesos de alrededor e incluso trastornos importantes en la articulación temporo-mandibular. En algunos casos se corrigen con ortodoncia, y en otros, con cirugía maxilofacial.

Hasta ahora, Alejandro Mera, odontólogo del Servicio Andaluz de Salud, se reparte con otro compañero la atención dental de unos 90 habitantes entre Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y dos poblaciones limítrofes más. "Generalmente tratamos procesos agudos odontológicos, extracciones y consultas sobre caries u orientaciones en los niños", explica. En total, 60 personas pasan diariamente por su consulta.

Abiertamente favorable a la nueva cobertura bucodental aprobada por el Gobierno, duda, sin embargo, "que con los medios que tenemos la podamos abarcar". Un ejemplo. "Para empastes puede haber lista de espera como mucho de dos semanas. En un niño, una caries se puede llevar el molar en seis meses. En los críos, los problemas de la boca evolucionan muy rápidamente", hace hincapié. "Esto va por barrios", reflexiona. "En algunas comunidades, la atención bucodental está mucho más adelantada".

Consciente de que la cobertura total sería una utopía", por los recursos económicos que requeriría, le preocupan, sin embargo, algunas circunstancias con las que se enfrente en su práctica diaria. "En casos de necesidad de ortodoncia o de algún otro tratamiento, poco soluciono diciéndoles lo que necesitan porque no pueden costeárselo". Esto le lleva a pensar en la posibilidad de que se establecieran ayudas complementarias para la población más necesitada.

Recursos propios y ajenos

L. A. Desde el momento en que el catálogo de prestaciones se publique en el BOE, todos los españolitos menores de 14 años pueden solicitar su derecho a protección de M salud buco-dental. En algunas comunidades ya lo vienen haciendo. Es el caso de Cataluña, donde el programa se está implantando progresivamente desde 1985 con los propios recursos del sistema público, médicos y enfermeras.

El País Vasco ensaya otra fórmula desde 1990: la concertación con el sector, privado mediante un sistema de libre elección de odontólogo entre un cuadro de 100 profesionales. El Servicio Vasco de Salud les abona una cantidad pactada de 5.000 pesetas por cada niño al año. El coste global asciende la 500 millones anuales por la atención en estos momentos de 54.000 niños.

La ortodoncia, la corrección mediante aparatos de la coloca ción defectuosa de los dientes, no entra como prestación ni en el catálogo del Ministerio de Sanidad ni en los servicios sanitarios transferidos.

En algunos países como Suecia, la sanidad pública ha considerado que al menos un 25% de las ortodoncias, no constituyen solo un problema estético, sino que son estrictamente necesarias para la salud del niño y este porcentaje se efectúa de forma gratuíta.

El Insalud todavía no se ha manifestado sobre la fórmula que pondrá en marcha para cubrir esta nueva prestación pública. De momento cuenta con unos recursos humanos en todo su territorio de 395 odontólogos y dentistas en atención primaria mientras que en especializada hay 13 odontólogos y 80 cirujanos maxilofaciales. El Consejo General de Odontólogos, que duda sobre la capacidad de la sanidad pública para afrontar ahora esta prestación, ha hecho una propuesta a la ministra de Sanidad en el mismo sentido de la opción del País Vasco para concertar con el sector privado.

Según su presidente José María Lara, el coste sería menor para el Insalud. El cálculo que han hecho sobre el coste de este concierto para una población nacional de 3,5 millones de niños cubiertos rondaría los 40.000 millones de pesetas anuales.

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