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El partido neofascista italiano se autodisuelve en Fiuggi entre llantos, golpes y protestas

El Movimiento Social Italiano (MSI), el partido fundado en la primera posguerra por supervivientes de la República de Saló, el último reducto de Benito Mussolíni, seautodisolvió ayer en un agitado congreso que incluyó llantos, algún golpe y muchas protestas desordenadas. El IÍSI se integró en Alianza Nacional (AN), el nuevo partido de Gianfranco Fini, que valora el antifascismo y condena el racismo y el antisemitismo como una "vergüenza". Una intervención decisiva del líder aclaró, sobre las seis de la tarde de ayer, un desenlace que llegó, a hacerse confuso.

"Es justo pedir a la derecha italiana que afirme sin reticencias que el antifascismo fue el momento históricamente esencial para el retorno de los valores democráticos que el fascismo había conculcado", se dice en las propuestas al Congreso, que todos los militantes del MSI deberán aceptar si quiere seguir en AN. "Eso es históricamente falso, porque, si es verdad que hubo antifascistas que, lucharon por la libertad tanto como los fascistas, también es verdad que- en el antifascismo hubo muchos asesinos comunistas estalinistas", volvió a clamar ayer Teodoro Buontempo, un mismo romano para el que, evidentemente, la justa petición del líder Fin¡ resulta más que excesiva.Fini acepta esa precisión, las tesis que ha presentado al Congreso, ya la recogían. Pero pide más todavía a sus fieles para integrarse en lo que, según explica, es una "fusión", no una disolución del MSI, porque "sólo se disuelve lo que fracasa".

"No se puede identificar a la derecha política con el fascismo y ni siquiera instituir una descendencia directa de ésta con respecto aquel. La derecha política no es hija del fascisino", rezan también las tesis, que, como patrimonio cultural de AN, citan a Dante y Maquiavelo, a Croce y a Grainsci, pero, no a Benito Mussolini, el duce idolatrado por muchos de los que ayer abarrotaban la carpa instalada en las termas de Fiuggi, localidad vecina a Roma, donde fenecía el MSI.

"El odio racial es una forma de totalitarismo, la más cruel", señala otro párrafo, al que ayer, en el 50 aniversario de Auschwitz y del ocaso del duce, le fue añadido: "La vergüenza inconmensurable de las leyes raciales arderá siempre en nuestras conciencias de hombres y de italianos".

Fini sabía que en el debate de estos puntos se jugaba el Congreso entero y, al filo de las seis de la tarde, pidió la palabra para pedir a la sala que rechazara en bloque todas las enmiendas presentadas a este capítulo segundo de las tesis titulado Valores y principios.

"Son el DNA de Alianza Nacional", dijo. "La garantía de que seremos capaces de para mover un proyecto político que nos saca del siglo XIX y no lleva al siglo XX, entregando definitivamente a la historia tanto el fascismo como el antifascismo, tanto el fascismo como el comunismo". "Contra ese DNA seguiré luchando. Yo no necesito mentir para entrar en el siglo XXI", le respondió, airado, Pino Rauti, ex líder de Ordine Nuovo, el más empedernido oponente de Fin¡. En ese momento, el presidente pidió al servicio de orden que interviniera contra los delegados que increpaban al líder. Hubo alguna carrera, idas y venidas.El jaleo, cesó con el voto. Las posiciones de Rauti y Buontempo fueron rechazadas, a mano alzada, "por amplia mayoría". Los seguidores de ambos son pocos. Pero tampoco fueron muchos lo que demostraron entusiasmo por la línea oficial.

El malhumor extendido lo pagó un cámara del tercer canal de la RAI, la televisión estatal "¡comunistas!" gritaron los delegados-, agredido y expulsado de la sala por los furibundos rautianos. Gritos y

Abucheos, interrumpieron el congreso durante un cuarto de ahora, sin que cuajaran los intentos de la presidencia de ahogar las protestas con un aplauso unido.

Escasa gloria

La muerte del MSI se saldó, así, de forma poco gloriosa, aunque, según dijo Fini para consolarse, poniendo las cosas en claro y sin secretos en sus entrañas. Giulio Baghino, presidente de honor del partido disuelto, lo despidió brazo en alto, saludando a la romana, con lágrimas en los ojos: "¡Viva nosotros!, ¡viva Italia!" gritó a la sala.

Hay mucha desorientación y un descontento de base que no podía dejar de manifestarse en este momento abocado a la nostalgia. Pero no hay fuerza numérica ni un proyecto político capaz de oponerse al que refleja el salto en pocos años de una cuota electoral del 5% al casi 14% que AN alcanzó. en las elecciones pasadas.

La polémica se refiere al pasado, porque, por lo que respecta al futuro, lo que les ofrece Fin¡ tampoco es precisamente el partido liberal democrático que los promotores pregonan. Un pequeño sector del MSI intentará, sin embargo, el próximo domingo en Roma, prolongar la historia del movimiento neofascista. Buontempo quiere seguir en AN y Rauti dijo ayer que él se quedará en casa.

Tres almas y un líder en horas bajas

ex periodistas del Il Secolo, el diario del partido. Es también el look de Alessandra Mussolini, la nieta del duce, que fundamentalmente se alinea con las nuevas tesis del partido, sin plantear querellas de familia.Pero también son de traje y corbata muchos de la generación madura, que, por razones personales e históricas, se aferran a la memoria fascista.

La imagen dominante de esta segunda alma es popular, de periferia urbana, tono castizo y tendencia a conectar fácilmente con las posiciones radicales de sus mayores.

La tercera, la de los delegados de Alianza Nacional (AN), que sólo se incorporarán hoy al Congreso porque no proceden del MSI, es, como la de los seguidores de Gianfranco Fin¡, formal y tecnocrática, pero más flexible en las conversaciones de pasillo y en el trato con la prensa no adopta.

Sobre un total de unos 2.400 delegados, la cuota de puros AN es de poco más 600, lo que confirma que el nuevo partido de Fini es fundamentalmente el MSI. En el tránsito desde el fascismo a una formación que no es exactamente lo que se entiende por un partido liberal democrático el líder ha empleado muchas energías y ha arriesgado su prestigio.

Ayer, excepcionalmente, la estrella de este boloñés de 42 anos, con una licenciatura en humanidades pero sin más profesión que la política -en la que le licenció Giorgio Almirante, el líder histórico del MSI- no brilló como acostumbra.

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