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La 'factura' municipal por escoltar autoridades asciende a 1.500 millones

Jan Martínez Ahrens

La capitalidad pasa factura. Los servicios de escolta de la Policía Municipal le cuestan al Ayuntamiento de Madrid más de 1.500 millones de pesetas. Ese es el precio que la Concejalía de Seguridad calcula para las 5.317 servicios especiales que prestó a lo largo de 1994. Un chorro de millones, evaporados al paso triunfal de las comitivas, que despoblaron de agentes las calles de Madrid -para un ministro se requieren al menos dos municipales para abrirle paso, otra pareja para llevarle las maletas y una tercera para asegurarle aparcamiento-. Poca cosa, de todos modos, en comparación con la deforestación policial causada por los denominados servicios extraordinarios del Ayuntamiento, de los que el año pasado se efectuaron 76.455 (209 diarios) y cuyo coste ningún munícipe se atreve a calcular. En ese apartado se incluye la cobertura de actos sociales -como los de grandes bancos-, conciertos en locales privados, partidos de fútbol y baloncesto, congresos, exposiciones, manifestaciones, concentraciones, obras, rodajes, desalojos, derribos, diligencias judiciales... Todo un aluvión de -servicios por los que las entidades privadas beneficiadas no pagan un duro, pero que, según sindicatos y responsables municipales, reduce la capacidad de lucha contra la delincuencia en una ciudad donde se denuncian 378 delitos al día.Agrava esta situación tanto el absentismo -78.000 días perdidos en 1993- como el déficit de plantilla -la Policía Municipal dispone de 1.000 agente menos de lo previsto-. Otros factores son las órdenes judiciales -el control de los arrestos domiciliarios implica una media de.000 horas al mes- y las propias vacaciones -en agosto las toma la mitad de la plantilla-.

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La inversión en Policía Municipal es 10 veces menor que el gasto en escoltas

VIENE DE LA PAGINA 1 Los 1.500 millones de pesetas que le cuestan al Ayuntamiento las escoltas suponen una cantidad 10 veces superior a la que la Policía Municipal recibe para invertir -150 rnillones-. Por ello, una de las demandas t'radicionales de la c6ncejalía de seguridad, que dirige Carlos López Collado, ha sido percibir una asignación de los Presupuestos Generales del Estado que cubra estos gastos, derivados básicamente de la capitalidad de Madrid.

Esta petición se ha vuelto más acuciante, según López Collado, al aumentar la demanda de seguridad ciudadana. En este sentido, los responsables policiales recuerdan que las escoltas aumentaron en 1.994 un 13% respecto a 1993 y que la unidad policial -160 agentes- creada para satisfacerlas no da abasto. Para paliar este déficit se recurre a agentes de la más variada procedencia: unidades de tráfico, banda de música e incluso seguridad -el desplazamiento de una personalidad implica la movilización de estos agentes cuando la comitiva pasa por su distrito-. Así, por ejemplo, el Rey emplea en sus trayectos oficiales por Madrid un mínimo de 60 agentes -cada cruce, cada salida de garaje, quedan cubiertos.

La otra causa de despoblación policial en las calles surge de los servicios extraordinarios. Una sorprendente miscelánea de cometidos. Agentes para todo; para el acto de Los sembradores de estrellas, en la Puerta del Sol; para la concentración religiosa convocada por la Iglesia Cristiana Hosanna o para la exposición El Mundo Mágico de Micky Mouse. Pero lo que más duele a los bolsillos municipales es el de rrame de actividades organiza das por entidades con ánimo de lucro. Se trata básicamente de partidos de fútbol y baloncesto, toros, conciertos en salas privadas -uno en Aqualung equivale a un partido de baloncesto- o las juntas de accionistas de los bancos. Grandes concentraciones que requieren un inusual despliegue de porras y pistolas. Éste es el caso de los encuentros del Real Madrid o del Atlético -más de 120 agentes se movilizan si el encuentro es de primera magnitud.

"Pedimos que estas actividades paguen una tasa municipal, ya que -sin vigilancia se deterioraría la organización y descendería la asistencia", señaló López Collado, quien añadió que este gravamen, que rondaría el millón de pesetas para el Bernabéu, tampoco supondría un encarecimiento del espectáculo.

"¡Pero es que no damos abasto! Aquí nadie se priva de nada y nos toca cubrirlo todo". Para UGT, el problema requiere mano firme: "Habría que racionalizar los actos. Por ejemplo, en Usera asistimos en un mismo día a tres cabalgatas distintas. ¿No se podría haber convocado una sola y ahorrado efectivos?". Este arranque de furia sindical se despliega sobre un problema añadido: la Policía Municipal de Madrid sufre un déficit de plantilla de unos 1.000 agentes -la actual se compone de 4.824 agentes y la previsión se sitúa en 5.800-. "No podemos estar en todos los sitios a la vez. Acumulamos más de 200.000 horas de trabajo", apuntilló el portavoz de UGT.Y la hora extra de un agente municipal cuesta 1.700 pesetas.

No menos crítica resulta la perspectiva del secretario general del, Colectivo Profesional de la Policía Municipal (CPPM), Santiago Bustos, quien clama, al igual que el concejal, por el cobro de una tasa municipal para aquellos servicios prestados a actos lucrativos. "No se puede quitar agentes a Villaverde, San Blas y Vallecas por el lucro de una sociedad anónima".

Un día de 958 horas

El pasado 22 de diciembre el vicepresidente de Bolivia y su señora, los vecinos de la calle de Torrijos, el ejecutivo del Central Hispano, el artesano de Villaconejos y el camarero del resturante La Dorada tuvieron algo en común: requirieron la ayuda de la Policía Municipal. Ninguno había sido atracado, ninguno se había metido en un atasco. Pero, aquel día, sin la colaboración de los agentes, no habrían salido adelante. Todos ellos, y muchos más, completaron la nómina de servicios extraordinarios de la jornada. La lista se inició de madrugada con la vigilancia de los accesos de Mercamadrid. A las ocho llegó el control de¡ apeo de árboles en la capital y la inspección de fachadas. Posteriormente, se vigiló el derribo de la finca número 14 de la calle de Torrijos.A eso de las 10, otros agentes se desplazaron hasta el cuartel del Conde Duque, donde se celebraba la exposición El Mundo Mágico de Micky Mouse. Allí permanecieron hasta las nueve de la noche. Casi el mismo tiempo que el empleado en la plaza de España con el teléfono de la empresa Nokia para las peticiones de los niños a los Reyes Magos, y con la VII Feria Mercado de Artesa nía de Madrid, en la plaza de Recoletos. Pero no todos los objetivos del día fueron estáticos. Los agentes también cubrieron la con centración del Colectivo de Vendedores Ambulantes, en la plaza de las Descalzas; la de la Iglesia Cristiana Hosanna, en la Puerta del Sol, y la de los trabajadores de La Dorada, en Orense. Todo muy tranquilo en comparación con la multitudinaria manifestación de estudiantes de Medicina, que se inició a las 12 en Cibeles.

Siguieron a estas protestas, escalonadas, la recepción al cuerpo diplomático a las 13.30 en el palacio de Viana y a las 20 horas el acto del Banco Central Hispano y el partido de baloncesto en el Palacio de los' Deportes.

Pero aquel día, el verdadero toque oficial lo dio el pleno del Senado y la visita del vicepresidente de Bolivia y señora. Nada que ver con el control de la casi inacabable renovación del alcantarillado y con la vigilancia de las obras ciudadanas -con el consiguiente control del tráfico- en la glorieta y la cuesta de San Vicente, el intercambiador de Moncloa, el nudo de Manoteras, la plaza de Conde Casal, la plaza de Oriente. A todo ello se sumaron las 27 diligencias judiciales efectuadas en los más dispares puntos de Madrid.

En total, 958 horas que emplearon a 125 agentes y costaron al Ayuntamiento de Madrid 1.892.774 pesetas.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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