Pinacotecas de piedra
Aún en estudio las pinturas halladas en la cueva de Cosquer -a la que hay que llegar buceando-, junto a Marsella, con Altamira orientando su futuro de cara al 2.000 y en plena polémica por la conservación de los grabados del valle del Coa portugués, amenazados por una presa, se produce el descubrimiento de un gran santuario paleolítico en el francés valle del Ardèche. La prehistoria parece conjurarse para ser actualidad. El hallazgo de lugares de arte paleolítico es absolutamente fortuito y parece condenado a serlo. Estudios estadísticos han demostrado que no existen criterios lógicos por los que nuestros ancestros se hayan regido a la hora de escoger un sitio para plasmar su arte. De los miles de cuevas de Dordogne, sólo 40 fueron ornamentadas. Ni la orientación, ni la calidad de las paredes, ni la disposición interna en el caso de las grutas, ni el emplazamiento con respecto al medio parecen seguir ningún patrón. La elección era aleatoria, quizá relacionada con algún tipo de signo mágico (el vuelo de un pájaro, etcétera). De alguna manera, esa magia se repite en cada descubrimiento: la niña María Sanz de Sautuola que mira asombrada los bisontes de Altamira en 1869, los cuatro adolescentes franceses que en 1940 se aventuran en una cueva cerca de Montignac y observan, con pasmo, la Sala de los Toros de Lascaux. La comparación (avalada por el experto Jean Clottes) de las pinturas descubiertas en Ardèche con las de estos dos grandes santuarios, Altamira y Lascaux, indica que estamos ante palabras mayores: En Europa, del Atlántico a los Urales, hay unos 280 sitios de arte paleolítico parietal. A Francia pertenecen unas 135 cuevas. En España hay 113 sitios, 83 de ellos en la franja cantábrica. En la gran pinacoteca de piedra, Altamira y Lascaux son las grandes joyas emblemáticas. Lascaux, datada en el Magdaleniense antiguo (15.000 años), con diferentes espacios, contiene más de 1.500 figuras pintadas o grabadas, incluido todo el bestiario paleolítico (uros, caballos, ciervos). La cueva fue cerrada al público en 1963 a causa de la polución ambiental (la conservación es un problema común a todo el arte parietal paleolítico), y se creó una, réplica visitable (aunque sólo de parte del santuario). Altamira está datada entre el Solutrense superior y el Magdaleniense inferior (hace entre 18.000 y 15.000 años). Los animales más representados son el ciervo, el bisonte, el caballo, la cabra y el uro.
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