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Santer convoca a "combatir" contra quienes desean diluir la Unión Europea

Xavier Vidal-Folch

Quienes se frotaban las manos prometiéndose que el final del mandato de Jacques Delors abocaría a una Unión Europea (UE) diluida en un mero intergubernamentalismo se llevaron ayer un disgusto. El presidente entrante de la Comisión, Jacques Santer, convocó, en el discurso de investidura del nuevo Ejecutivo, a "combatir a aquellos qué se dicen europeos, pero cuya única idea sobre Europa se reduce a poner en tela de juicio el modelo comunitario". "Ésta es y será una Comisión política", sentenció Santer.

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Con este vaticinio concluía Santer su respuesta a las cuarenta intervenciones que su discurso ante el Parlamento Europeo (PE) había suscitado. Una Comisión política para una Europa política que en 1996 debe experimentar "un salto cualitativo" mediante una auténtica "reforma institucional" y no simples retoques minimalistas en el Tratado de Maastricht, como defienden los británicos.El programa de trabajo de la nueva Comisión lleva la marca de un continuismo pragmático respecto de los diez años de Delors. Hubo en esto pocas sorpresas. La novedad saltó en el hemiciclo de Estrasburgo cuando el nuevo titular explicó su diseño para la Europa de los próximos años: apostó rotundamente por la misma Europa integrada y federalizante, con matices, por la que ha luchado Delors.

Así, Santer vinculó las ampliaciones previstas con la profundización: "Tenemos una obligación moral y política de acoger en nuestro seno" a los antiguos países comunistas, pero "también la obligación de preservar los logros de la Unión; no podemos dejar que el acervo comunitario se marchite".

Para preservar el nivel de integración alcanzado, Santer prometió una mejora de la gestión (lucha contra el fraude, mejora de la disciplina presupuestaria, simplificación normativa) y un "aumento de la eficacia y democracia" de las instituciones, mediante el principio de subsidiariedad centrándolas "únicamente en aquello que no puede realizarse a nivel nacional". Pero atacó a quienes utilizan este principio con "mala fe", y quieren convertirlo en "un medio de combatir la integración", lo "invocan para renacionalizar" y "olvidan aplicarlo cuando debe conducir a una acción al nivel de la Unión".

Como instrumentos de refuerzo de la legitimidad democrática de la UE, Santer propuso que los Parlamentos nacionales y el PE organicen un debate a escala europea sobre cómo profundizar en la Unión, y la elección de su sucesor por la Eurocámara "a partir de una lista propuesta por los jefes de Estado y de Gobierno".

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El presidente de la Comisión que hoy será votada no se mostró contrario a las diversas velocidades en la construcción europea. Pero éstas no pueden pretender "ni excluir a nadie" ni diseñar "una. Europa a la carta".

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