"Vivir en Madrid es como ver películas constantemente"
En menos de un año, el cortometraje Aquel ritmillo ha acaparado una docena de primeros premios en los mejores festivales, desde Los Ángeles hasta Peñíscola y desde Montpellier hasta Granada, y ahora está propuesto para los Premios Goya que se entregarán el proximo 21 de enero. Javier Fesser, su guionista, montador y director, comenzó con historietas caseras en súper 8 y desde 1987 ha realizado casi un centenar de películas publicitarias. Este madrileño de 30 años -"lo mejor de ser madrileño es que te sientes un poco de todos los lados", asegura- logró, gracias a su experiencia en la publicidad, perder el miedo a la cámara y las luces; aprendió que si un solo fotograma no aporta nada nuevo ala narración, por muy bonito que sea, hay que de secharlo, y conoció a gran des maestros de la imagen, como José Luis Alcaine o Javier Aguirresarobe. Con este último rodó Aquel ritmillo, la primera oportunidad como protagonista del veteranísimo actor Luis Ciges. Además es hermano menor de Guillermo Fesser, componente de Gomaespuma, grupo para el que ha realizado el popular programa de muñecos de la televisión.
Pregunta. ¿Por qué pensó en Ciges para su corto?
Respuesta. Luis es mi actor favorito español, a quien han dirigido desde Orson Welles en Campanadas de medianoche hasta Luis G. Berlanga en muchos de sus filmes. Siempre me he reído de las cosas que decía, de cómo las decía y me impresiona cómo llena la pantalla con su presencia. Escribí Aquel ritmillo pensando en él. Cualquiera que vea el corto se dará cuenta de que sin él nunca se hubiese podido hacer.
P. ¿Cómo surgió Aquel ritmillo?
R. La historia no es nada espectacular, es muy simple. Está cargada de pequeños detalles, que son los que van contándola, y la narración se esconde detrás de cada uno de esos pequeños objetos, gestos, miradas, golpes... Ésta fue la primera vez que sentí que la historia tenía que pasar del papel a una película, que ese detective absurdo tenía que existir o que esa plancha tenía que volar.
P. Un reto semejante al de Gomaespuma.
R. Aquel proyecto cumplía dos requisitos esenciales para aceptarlo: no haber hecho nunco algo sémejante y que fuera difícil hacerlo. ¡Y vaya si. lo fue! Se convirtió en una la bor obsesiva trabajar con actores que terminan a la altura del ombligo.
P. ¿Rodó en Madrid?
R. Sí, hay escenas en la calle del Limón, cerca del Rastro, en Antonio Maura, que es un barrio muy noble... Está rodada en sitios de Madrid que serán bonitos siempre. Antes las cosas se hacían con mayor sentido del diseño, con mayor gusto.
P. ¿Madrid es una ciudad cinematográfica?
R. Como no soy nada cinéfilo, no tengo casi referencias. Tengo referencias de la vida real, de mi vida en Madrid, que es donde he vivido siempre. Me siento privilegiado de vivir en un sitio tan cargado de referencias, de tanto desfile de personajes y situaciones peculiares. Si sabes observar, vivir en Madrid es como estar todo el día en el cine, como estar viendo películas, constantemente. Siempre he visto a la gente que pasa todas las mañanas a las ocho y media por Colón como parte de una figuración perfecta, donde todo está bien planificado y sincronizado.
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