El donostiarra Andrés Nagel muestra en París su obra más reciente
Puede ser escultura pintada o pintura en tres dimensiones o hasta, en feroz definición del autor, "una cosa apoyada sobre el suelo": Andrés Nagel (San Sebastián, 1947) expone desde hoy en París una veintena de sus obras más recientes, todas ellas datadas en 1993 o en 1994. Se trata de piezas en óleo y metal sobre poliéster y fibra de vidrio, salvo la que, en aluminio pintado y con más de tres metros de altura, ha sido instalada en la selectísima avenida Matignon, frente a la galería Didier Imbert, y constituirá hasta el 25 de febrero, el inevitable mascarón de proa de la exposición."Se encuentra en cada una de las obras de Nagel", dice Francisco Calvo Serraller, ex director del Museo del Prado, en el catálogo de la exposición, "una especie de reconstrucción de la escena del crimen, con todo lo que ésta posee de terrible y de cómico, de espantoso y ridículo". La energía expresiva y los muchísimos matices que se descubren bajo un ficticio desaliño (cuidadosamente cultivado por el autor) están impregnados de un humor que se extiende a los propios títulos: Todos los chorizos acaban en cuerda, Quién fuera blanco (aunque fuese catalán) o ¡Qué novio para tu hermana!, nombres elegidos con el mismo desapego surrealista con que Nagel se enfrenta a su trabajo.
Cuenta para él el resultado, no el azar que dio cuerpo a tal idea o acabó con tal otra. "Prefiero hablar de cada obra, que es lo que es, y no del tema, del gesto o del origen de la composición", afirmó ayer Andrés Nagel. La exposición en la Didier Imbert salda una cuenta pendiente entre Nagel y París, ya que el artista donostiarra había participado varias Veces en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC), pero nunca hasta ahora había protagonizado una muestra individual en la capital francesa. Su obra figura en numerosos museos y colecciones particulares y ha sido vista en casi todas las capitales artísticas internacionales y hasta en lugares más bien, exóticos para el género como Varna (Bulgaria), Bagdad (Irak) y Fredrikstad (Noruega).
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