_
_
_
_

LA BELLEZA ES PELIGROSA

Si es usted mujer, joven, bella y rusa, tenga cuidado si tiene intención de visitar Israel. Corre riesgo de que la expulsen de la tierra prometida. Esto es lo que le ha pasado a una joven profesora (la Embajada rusa ha preferido no divulgar su nombre), que en la más completa inocencia quiso pasar sus vacaciones en Israel, donde tenía familia. Había preparado cuidadosamente el viaje, visado israelí, billete de avión, etcétera... Sin embargo, cuando desembarcó en el aeropuerto internacional Ben Gurion, dos funcionarios de seguridad le pidieron cortésmente que entrase en una habitación donde fue ampliamente interrogada. A medida que el interrogatorio se prolongaba, quedó claro que los israelíes no creían ni una sola palabra de lo que contaba sobre su familia, su profesión y, sobre todo, sobre la razón de su viaje a Israel. Los hombres de seguridad, apoyados por un policía, llegaron a la conclusión de que era demasiado bella para ser profesora por tanto "debía" ser una prostituta. La joven fue internada durante 56 horas en el centro de detenciones del aeropuerto y enviada a Rusia en el primer avión. "Sus numerosas peticiones de telefonear a la Embajada rusa fueron ignoradas, contra lo que establece el derecho internacional. Es una vergüenza, un verdadero escándalo", ha afirmado Alexander Bobin, embajador ruso en Tel Aviv. Pero la profesora no era una persona que se dejase pisotear impunemente. Cuando llegó a Moscú, pidió audiencia al ministro de Asuntos Exteriores, Andrey Kozirov, y denunció los hechos. Kozirov lo comunicó al embajador Bobin y éste se dirigió al Ministerio de Asuntos Exteriores en Jerusalén. Eytan Benzur, vicedirector general del ministerio, le mostró su comprensión: "Tiene usted razón, es un escándalo, pero lo que ocurre en nuestros puestos fronterizos depende del Ministerio del Interior. Hemos transmitido su protesta y esperamos la respuesta", le dijo. ¿Cómo explicar este error increíble? La ola de inmigración rusa, 540.000 desde 1990, ha aportado su parte de delincuentes, de granujas y de prostitutas. Las rubias bellas, de ojos azules, largas piernas y senos generosos hacían que a más de un israelí se le cayese la baba. Pronto, las malas lenguas y la animosidad natural contra cada nueva ola de inmigrantes hicieron correr el rumor: "Las rusas son todas putas". Hasta tal punto que numerosas jóvenes rusas se han teñido el pelo de castaño o de negro para que no las aborden continuamente en la calle. En los años cincuenta las jóvenes de origen marroquí hacían lo contrario, se teñían de rubio. Y por la misma razón, se las trataba de... putas. La mezquinería y la maldad humanas son eternas.-

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_