Indignación mal dirigida
Desde que se reabrió el sumario de los GAL, el silencio de los columnistas afines al partido del Gobierno estaba resultando un tanto ensordecedor. El señor Pérez Royo ha decidido romperlo, pero no para escandalizarse de la posibilidad de que desde el aparato del Estado se hubiera organizado un grupo terrorista, sino para prevenimos de la posible inconstitucionalidad del procedimiento seguido para intentar descubrir la trama. Al parecer, al señor Pérez Royo le preocupa más que el juez Garzón haya obtenido pruebas suplementarias durante su paso por el Ministerio del Interior que el hecho de que esas pruebas estuvieran allí al alcance de cualquier secretario de Estado, sin que ningún alto cargo de Interior las pusiera en manos de un juez. Tengo para mí que los lectores de EL PAÍS preferimos que tanta indignación se dirija hacia el hecho de que una banda de asesinos haya podido contar con la colaboración de miembros del Gobierno, que es, al fin y al cabo, el meollo del asunto, y no a lo demás, que es lo de menos.-