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La crisis italiana sigue en suspenso por el desacuerdo entre Scalfaro y Berlusconi

El primer ministro dimisionario italiano, Silvio Berlusconi, no admite ningún Gobierno técnico ni del presidente y reitera que la única alternativa posible a su Gabinete son las elecciones inmediatas. El presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, considera imposible dar un nuevo encargo a Berlusconi para que, sostiene, si hace dos semanas dimitió porque sabía que ha perdido la confianza de las cámaras y estima que su obligación constitucional es facilitar un nuevo Gobierno al país, sin pasar por las urnas. Italia no logra superar ese desacuerdo básico, que mantiene en suspenso la crisis política.

Según algunas fuentes, Scalfaro dio el pasado lunes un plazo de 48 horas a Berlusconi para que indique un nuevo primer ministro de su agrado, derecho que el jefe del Estado le concede en atención a la victoria que el primer ministro dimisionario obtuvo en las elecciones celebradas hace 10 meses. Si el interesado no de ninguna respuesta, el presidente de la República procedería el jueves a dar el encargo de formar Gobierno a un independiente capaz de aglutinar una mayoría parlamentaria.Berlusconi ha anunciado que, en esa hipótesis, declarará una guerra sin cuartel a Scalfaro. Pero el tono relativamente moderado que ayer adoptó el líder de Forza Italia permite suponer que, pese a las diferencias, las dos principales partes del problema continúan negociando mientras el presidente de la República prosigue unas consultas reglamentarias con los partidos políticos que deberán concluir esta noche.

"Hemos pedido al presidente de la República que me permita intentar la formación de un nuevo Gobierno, en atención a la evolución de la situación política", dijo ayer Berlusconi tras entrevistarse por segunda vez con Scalfaro en pocas horas, primero como primer ministro y luego, como líder de Forza Italia.

El jefe de Estado tiende a rechazar esta petición, porque un fracaso de Berlusconi en el eventual intento de volver a ser investido como prime r ministro por el Parlamento implicaría prácticamente la necesidad de proceder a las elecciones inmediatas y la permanencia en funciones, hasta el voto, del primer ministro no investido.

Ése ha sido precisamente el máximo objetivo del actual jefe de Gobierno en el desarrollo de esta crisis, al que, por algunos días, parecía haber renunciado, admitiendo que, se pudiera formar un Gobierno "electoral" presidido por algún hombre de su partido y con un plazo fijo para volver a votar. Ahora que los ex democristianos le servían en bandeja esa solución, aunque con el relevante detalle de que se concretara en un Gobierno no a plazo, sino de agenda fija, el primer ministro dimisionario se repliega.

Silvio Berlusconi ya no admite otro primer ministro de Forza Italia-, y se dice que tampoco el presidente Scalfaro se orienta en esa dirección, por considerarla discriminatoria para Berlusconi. Éste tiene en estos momentos el apoyo de los aliados. Desde el líder de Alianza Nacional hasta el del Centro Cristiano Democrático, que el lunes había negociado con el Partido Popular Italiano (PPI) la solución del Gobierno presidido por otra personalidad de Forza Italia, reiteraron ayer, como el primer día de la crisis, que no hay más alternativa a Berlusconi que las urnas.

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