Los presos españoles, principales víctimas de un motín en una cárcel de Caracas
Un español, con nacionalidad venezolana, Gustavo Feijoo, Fernández, muerto a cuchilladas y otros seis españoles heridos es el resultado de un motín en el penal de Catia, ubicado a tres kiló metros del palacio presidencial de Caracas y uno de los siete centros de reclusión más violentos de Venezuela. El motín se desató el pasado 22 de diciembre sin que las autoridades hayan podido esclarecer todavía lo sucedido.
La situación en el interior del penal de Catia acabó motivando la militarización de las prisiones en las fiestas navideñas. Durante esas fechas, Feijoo, de 62 años, tuvo una pelea a cuchilladas con su compañera que terminó con su encarcelamiento. Según el relato del cónsul español, Jesús Rodríguez Andía, Feijoo habría empezado la pelea acuchillando a su compañera, que para defenderse también le habría dado varias puñaladas. Ambos fueron internados en hospitales diferentes, pero la mujer, cuyo nombre se desconoce, le denunció a la policía por temor a que la volviera a agredir. Feijoo fue trasladado a la enfermería de la cárcel de Catia, supuestamente uno de los sitios más seguros del penal, donde fue rematado con chuzos (cuchillos y puñales de fabricación casera) en medio del motín del pasado 22 de diciembre.Cuando estaba herido de muerte y le trasladaban en camilla del retén de Catia a un hospital cercano, Feijoo pidió a uno de los camilleros que notificara el hecho al consulado de España. La madre de ese camillero llamó al consulado e informó de lo ocurrido. "Así fue como nos enteramos de que uno de los dos muertos del motín era español", dijo el cónsul.
Feijoo fue enterrado en una fosa común. Hasta el momento nadie ha reclamado su cadáver. Ni siquiera su pareja. Sus familiares de Galicia parece que van a viajar a Caracas para reclamar sus pertenencias, pocas, porque no era rico y ya estaba jubilado.
Durante el motín también resultaron heridos otros seis españoles, la mayoría detenidos por narcotráfico, que dicen haber sufrido daños físicos con los chuzos de los presos, pero que prefieren guardar el anonimato por temor a las venganzas de las mafias establecidas, tanto de los internos como de los guardianes, en el interior del retén de Catia.
En la cárcel de Santa Ana, a 15 kilómetros de San Cristóbal, capital del Estado de Táchira, hay 16 españoles presos, la mayoría por asuntos de droga. En el penal de Yare, en los valles del Tuy, a 50 kilómetros de la capital venezolana, hay otros dos españoles detenidos. Y en la cárcel de Tocuyito también hay dos internos de igual nacionalidad, uno de ellos recapturado después de un intento de fuga con otros 111 presos.
Rodríguez Andía ha manifestado que funcionarios del consulado visitan periódicamente a los presos españoles en las cárceles. Se les presta asistencia jurídica, orientación y una ayuda mensual de 15.000 bolívares (11.000 pesetas). "Se quejan de que es muy poco, pero no podemos darles más dinero". En su opinión, el Parlamento español debe acelerar la ratificación del convenio firmado con Venezuela el pasado noviembre sobre intercambio de presos.
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