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Un cúmulo de errores

El asalto ruso a Grozni ha revelado errores básicos de los militares, dé los cuales la incompetencia táctica mostrada el domingo por la noche es la última prueba. Los tanques rusos se encontraron con emboscadas de los chechenos, que utilizaron algunas de las tácticas de los finlandeses en 1939 y 1940. Separar la infantería de los tanques es una regla de oro. Grupos de chechenos, casi siempre de unos 30 hombres, recorrían las calles con armamento antitanque de mano, atrapando y destruyendo carros de combate aislados y destacamentos perdidos en la niebla. Es difícil imaginar un error básico mayor de los jóvenes comandantes rusos.

En las últimas dos semanas, las fuerzas armadas no sólo han ignorado su propia doctrina militar de 1933, sino también las lecciones de su propia historia a todos los niveles, desde el defectuoso despliegue de los tanques y otros vehículos armados en los suburbios de Grozni el domingo, pasando por los errores de mando y control, hasta la ausencia de un comandante en jefe eficaz.

Han ignorado lecciones bien documentadas, desde la conquista original del Cáucaso hace 150 años hasta, Afganistán y la guerra de invierno ruso-finlandesa de 1939-1940, en la que divisiones de tanques soviéticos fueron incendiados con cócteles molotov mientras avanzaban por las carreteras. Expertos en inteligencia encuentran asombrosa esta Aparentemente voluntaria violación de principios conocidos de la guerra en un país que ha invertido tanto capital intelectual en su estudio durante el último siglo.

Veteranos políticos estadounidenses manifesfaban la semana pasada su preocupación porque la operación de conquistar Grozni y acabar con el régimen del general Dzhojar Dudáiev estaba fuera de control. Bajo cualquier criterio, es un desastre. Los planes de mando son confusos, con el control ejércido débilmente desde Moscú, sin un jefe visible en la zona.

Principios básicos de organización y las lecciones de la historia pueden haberse convertido en víctimas, de una lucha de poder entre los militares y, más ampliamente, entre diferentes órganos de gobierno. Parece que el mando se le ofreció al general Ivan Vorobev, un adjunto al ministro de Defensa e intelectual y escritor militar con muchas publicaciones, la más reciente un nuevo manual de Rusia sobre mantenimiento de la paz que contiene una visión que sorprendió incluso a los norteamericanos que participaron recientemente en unos ejercicios en los Urales, por la filosofia de agresión que supone. Sin embargo, rechazó el mando en Chechenia, probablemente creyendo, con razón, que sería un desastre,

Era ilegal -utilizar fuerzas armadas contra población dentro de Rusia- y los planes de mando y control presagia ban el desastre. Él, probablemente, no estaba de acuerdo con Ja evaluación de Moscú de la situación: una guerra victoriosa y rapida.Otros oficiales de alto rango considerados para el mando eran el, coronel general Veleri Mironov, viceministro de Defensa para el Personal, con cuatro años de experiencia en Afganistán, pero también se resistió; el comandante de la principal formación del Ejército inmersa en la guerra, la l9ª División Acorazada; y el general mayor Ivan Babichev, que se negó también a dirigir sus tanques con tra los civiles. La semana pasada no es taba claro si había sido reemplazado.

El formidable Estado Mayor de Rusia, versado en las lecciones que ahora ha ignorado, Parece que ha sido dejado de lado. Mientras, avanzaba torpemente una mezcla de tropas establecidas allí del Ejército ruso, reforzadas por una brigada de la Marina del Lejano Oriente, más tropas del Ministerio del Interior, fronterizas y de contraespionaje -antiguo KG13- y unidades casacas leales al vicejefe de Gobierno, Nicolaí Yegorov, que venían de Krasnodar. En cuanto a la ausencia de un comandante veterano en el lugar está el Coronel General Mitiujin, jefe del distrito militar del Norte del Cáucaso, pero parece que está sobrepasado por las órdenes que emanan de Moscú.

Todo esto ignora la doctrina militar de Rusia que dice que la prevención y finalización de conflictos internos dentro de la Federación Rusa es responsabilidad del Ministerio del Interior. Hay cerca de 100.000 soldados de sus tropas a lo largo de toda Rusia, independientes de las Fuerzas Armadas, que incluyen al Ejército y las Fuerzas Aéreas y cuyo cometido es repeler los ataques exteriores. Son las tropas de Interior las que "localizan y aislan" zonas de conflicto, en teoría. Formaciones. independientes de las Fuerzas Armadas se les unirían en caso necesario.,

Esto tiene sentido desde un punto de vista militar, ya que las tropas de Interior tienen una . mayor proporción de Infantería anticuada que las más tecnificadas del Ejército, y les está permitido disparar a los civiles de la Federación Rusa, como el General Babichev señaló, mientras que el Ejército no puede. Ya que estas operaciones son exclusivas oficialmente de las fuerzas del Ministerio del Interior, las Fuerzas Armadas soviéticas y rusas nunca desarrollaron una doctrina para estos casos, ni se entrenaron para ello.

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