El último vuelo de Argel

No lo conseguirán. No se quedarán solos, a pesar de que el último avión español despegó de Argel el jueves a las 12.30 del aeropuerto Huari Bumedian. Pocas horas antes de que el aparato de la compañía aérea Viva Air, filial de Iberia, empezara a rodar por la pista para elevarse hasta el cielo, un portavoz de la empresa había anunciado desde Madrid que las líneas con Argelia quedaban temporalmente interrumpidas por "razones de seguridad" y "hasta que cambien las circunstancias actuales de este país". La decisión de Viva Air está estrechamente vinculada al secuestro del Airbus francés perpetrado en Argel el día de Nochebuena y que se saldó con el asesinato de tres pasajeros.

"Pero detrás de estas razones objetivas alegadas por la dirección de Viva Air para suspender los vuelos, que difícilmente se reanudarán, se esconden otros motivos, principalmente económicos. Entre ellos, la reconversión de Viva Air en compañía de vuelos charter, la recuperación de esta línea directamente por Iberia y el proceso de reajuste en que se encuentra inmersa esta última compañía que ha elaborado una lista con cerca de 5.000 despedidos", reflexionaba un empresario español afincado en Argelia desde hace varios años y que se verá obligado ahora a utilizar los vuelos de Air Algerie, que ayer anunció que cubriría los vuelos Orán-Alicante suspendidos por Viva Air, para salir o entrar del país.

El embajador español en Argel, Javier Jiménez Ugarte, era muy consciente de todo ello, el pasado jueves, cuando con su familia tomó el último vuelo de la compañía española para pasar la fiesta de fin de año y de Reyes en España. No era una huida. Eran las vacaciones ganadas después de una semana trágica.

En total son 310 españoles -200 dependientes de Argel y otros 110 del consulado de Orán-, entre los que se encuentran una veintena de religiosos. Pero en las próximas semanas habrá que descontar de este censo global dos decenas de personas, que vuelven definitivamente a España.