Mubarak convoca una inesperada minicumbre con Siria y Arabia Saudí

El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, fue anoche el anfitrión de una inesperada minicumbre árabe en la ciudad norteña de Alejandría que reunió al jefe de Estado de Siria, Hafez el Assad, y al rey Fahd, de Arabia Saudí. La reunión se celebraba en un ambiente de extraordinaria reserva. Portavoces oficiales egipcios se limitaron a describir la reunión como una oportunidad para discutir las relaciones entre países árabes y sobre el estancamiento del proceso de paz con Israel.

Ambigua como resultaba esa explicación, en medios diplomáticos de El Cairo resultaba irresistible la tentación a sacar algunas conclusiones básicas. Una de ellas es que el proceso de paz en Oriente Próximo ha generado más incógnitas que resultados para los árabes y, por ello, ha llegado la hora de que los factores protagonistas de esta dinámica hablen cara a cara y dentro del más absoluto secreto."Los tres dirigentes discutirán sobre la manera de mejorar la eficacia de la Liga Árabe y examinarán la situación de bloqueo en el proceso de paz con Israel", se limitó a comentar un diplomático sirio, que aludió a la "intansigencia" israelí a la hora de emprender "ciertas iniciativas", en relación a la reciente visita del primer ministro Isaac Rabin a Omán.

El rey Fahd, cuyo viaje a Egipto constituye en sí una novedad dentro del elusivo estilo del monarca, llevó dos puntos para la discusión. Uno, el efecto que la nueva configuración de fuerzas en el mundo árabe, con especial énfasis en la región del golfo Pérsico, se ha planteado tras el estancamiento en la situación de Irak. Dos, el efecto que puede te ner el reciente acercamiento en tre Israel, Omán y Qatar.

El rey Fahd seguramente ha consentido los contactos de sus vecinos con Israel, pero no puede estar totalmente seguro de que el progreso de éstos no vaya a afectar a la estructura del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), el organismo regional que aglutina a Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Balirein y Ománba o el paraguas de los saudíes. Fahd necesita coordinar con los otros dos poderes regionales- Egipto y Siria- sus próximos pasos políticos.

Mubarak, que ha estado actuando como mediador entre Israel y los palestinos, no puede estar totalmente satisfecho con la marcha del proceso que con tanto ahínco ha venido impulsando como hermano mayor del mundo árabe. La prueba más clara de que sus esfuerzos están tropezando con dificultades serias es la clamorosa decisión israelí de continuar construyendo asentamientos en la Cisjordania ocupada a pesar del enorme riesgo que ello entraña para el proyecto de paz. Egipto necesita auscultar la posición de Arabia Saudí, que apoya el proceso de paz, y de Siria, que critica las concesiones de los palestinos hacia Israel.

Hafez Assad acaba de reiterar por enésima vez que hablar de paz con Israel es imposible mientras los israelíes mantengan bajo su control un solo centímetro de territorio, sirio en los altos del Golán. Siria necesita saber si su argumento aún es válido entre los países árabes.