_
_
_
_

"Mire, mire en la bolsita"

Una mujer cruza velozmente la mampara acristalada del centro de retirada de vehículos de la plaza de Colón. Está muy agitada. Trae cruzado su dedo corazón sobre su índice de la mano izquierda, y los alza como un conjuro contra el trance que sufre.-¡Por Dios, por Dios! ¡Ojalá esté aquí mi coche!

-¿Qué le sucede?

-Lo había aparcado en O'Donnell y tengo dentro los expedientes de tres casos de mis clientes.

Se llama Ana Garay. Tiene 26 años. Es abogada y asesora fiscal. Dejó su Opel, matriculado en Madrid, sobre una zona de carga y descarga frente a su despacho. Cuando llegó, el automóvil no estaba. Teme que se lo hayan robado.

-¡Tiene que estar, Iván! -dice a su compañero, economista que con gesto de pesadumbre la acompaña.

Más información
La grúa alza su listón

-Aquí no está -dice amablemente un policía municipal, de pelo blanco.

-¡No es posible! ¿Ves?, te lo dije, nos lo han robado con toda esa documentación dentro.

Su compañero intenta tranquilizarla. El policía municipal, que regresa de consultar un ordenador, sale de la oficina.

-Lo tiene usted en la base de la calle de Velázquez.

La abogada sonríe. Se lleva las manos a la boca y mira al cielo.

-¡Gracias, gracias, Señor!

Una vez en la base de retirada de vehículos de la calle de Velázquez, él se aproxima a una ventanilla. Da los datos del automóvil, color azul mar incluido, a una señorita uniformada tras el ojo de buey metálico de la ventanilla se escucha una cifra.

-¿Cuánto?,

-Son 18.530 pesetas de la grúa y 15.000 pesetas más por la infracción.

-¡Jolines con la grúa!, dice.

Rellena luego unos impresos y los estudia para ver la letra pequeña que muestra por su envés. Hay especificaciones de posibles recursos y apuntes sobre la liquidación.

-Pienso recurrirla -comenta la abogada-. Admito que estaba en una zona de carga y descarga, pero es de dudosa legalidad que te puedan llevar el coche sin que esté el guardia presente. Además, la pegatina podría llegar a ser colocada en el propio garaje de retirada, no antes. Si existiese una posibilidad, s¡quiera remota, de que eso suceda, la norma no sería, legal. Pienso recurrir. Interpondré un recurso administrativo. No hay derecho. El arrastre no puede ser sancionado. Una grúa normal no te cobra más de 5.000 pesetas. Es abusivo.

-Además, ¿cómo sabemos que realmente se había cometido la infracción? -se pregunta en voz alta su compañero.

-Mire, mire en la bolsita -le dice un operario de la grúa.

Dentro de la bolsita de plástico, aparece la notificación de la multa por estacionamiento indebido.

-Nadie se libra. O pagas o el coche se queda -dice un señor de Salamanca, quien asegura desconocer la naturaleza (y el volumen) de las sanciones por estacionar mal en Madrid.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_