_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Círculo perfecto

Recital de canciones populares andaluzas y flamenco

Carmen Linares, cantaora; Paco Cortés, guitarra; J. Á. Cortés, guitarra; Juan Parrilla, flauta; Fernardo Parrilla, Violín; J. A. Galicia, percusión; Julio Blasco, contrabajo. Iglesla de San Esteban. Fuenlabrada (Madrid), 17 de diciembre.

Federico García Lorca quizá soñó alguna vez que alguien como Carmen Linares cantara las canciones que él recopiló en su tierra. Canciones o cantares de cuna, de amor, de honor, de pasión y de orgullo, que la gente del pueblo aprendía de boca en boca o de puerta en puerta, y que después saltaron a los escenarios del mundo a través de versiones más o menos afortunadas en forma de tonadillas o de lieder, según el género del intérprete.La versión que pudimos escuchar en el solemne marco del templo de San Esteban cierra, a mi juicio, el círculo de un proceso, y lo hace de manera afortunada gracias a la sensibilidad y facultades excepcionales de una artista como Carmen, que ha sabido intuir el tratamiento adecuado al espíritu originario de esos cantes -1.0 en total, con la adición de las Sevillanas del siglo XVIII y el Romance de don Boiso o de Rosalinda- que no sería otro más que el del flamenco o, al menos, el del protofiamenco.

Varios estilos les sirven de soporte musical y rítmico en consonancia feliz con cada uno de ellos: de la bulería a los tanguillos pasando por la petenera y las guajiras. Pero no sólo fue inmensa la expresión de Carmen Linares, también su compostura llena de dignidad hizo volcar las miradas permanentemente sobre ella, cientos de miradas de las que no se emite el más mínimo ruido ni la menor distracción.

Hubo una segunda parte con rondeñas, campanilleros y bulerías navideñas, en las que la artista puso de relieve su vertiente investigadora, aportando novedades en las coplas con algunas de Bernardo de los Lobitos y Corruco de Algeciras, un extraño cantaor muerto a los 27 años en la batalla de Teruel. En todo momento, Carmen Linares se sintió a gusto con su grupo, casi una pequeña orquesta de cámara, en el que no sólo destacaron las guitarras de los dos hermanos granadinos, sino igualmente la flauta y el violín de los otros dos hermanos, éstos jerezanos. La percusión de José Antonio Galicia imprimió nervio sin estridencias a un concierto tutelado por el ángel del flamenco.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_