Carta abierta a Julio Llamazares
Como respuesta a su artículo titulado Los taxistas, del pasado 27 de noviembre, quiero hacerle las siguientes puntualizaciones.Según el juicio de valores que hace de un sector que aglutina aproximadamente a 20.000 personas se desprende que la información que tiene del mismo es prácticamente nula, cosa que resulta grave en alguien que se decide a expresar públicamente su opinión. Pero esta circunstancia no nos extraña en absoluto, teniendo en cuenta la campaña de desinformación y desprestigio que desde hace tiempo tiene programada este diario contra el sector del taxi. A pesar de que de este hecho ya nos hemos quejado en repetidas ocasiones, jamás hemos obtenido una respuesta pública, como tampoco esperamos tenerla ahora.
Prácticamente comienza diciendo que no le gustan los taxistas. Pero a pesar de ello utiliza sus servicios; parece una forma peculiar de demostrárselo, ya que así está colaborando económicamente con ellos. Desde ahora, por mi parte, la forma de demostrar mi rechazo hacia usted será repudiar cuantas publicaciones puedan hacerle, si es que alguien, exceptuando EL PAÍS, se arriesga a ello.
En su alarde de desinformación pide al colectivo que elimine a los pícaros que en él existen. Hemos repetido hasta la saciedad y denunciad o ante todas las autoridades competentes, así como en los medios de comunicación, que éste es un problema que debe resolverse con toda urgencia, por el grave perjuicio y desprestigio que causa a los verdaderos profesionales, circunstancia ésta que no he observado nunca en el colectivo al que usted pertenece, pues ni una gota de tinta se ha gastado para eliminar del colectivo a periodistas que alertan a presuntos traficantes de droga de que se va a producir una redada en la que pueden ver se implicados, o cuando, valiéndose de medios dudosos, sacan a la luz sentencias judiciales que no se han hecho públicas o denuncian casos de corrupción sin verificar su autenticidad, o cuan do en una discusión de tráfico le dan un tiro a un ciudadano. Y sí, en cambio, presenciamos una manifestación de apoyo hacia un periodista detenido por una in formación que, como consecuencia de ella, se sospechó que asesinaron a la persona a la que se refería esta información.
Estas mismas circunstancias ya se las comunicamos al diario El PAÍS el 4 de noviembre de 1993, con ocasión de un artículo similar al suyo que escribió Rosa Montero, y que, naturalmente, no publicaron, como no esperamos que lo publiquen en esta ocasión.
En cuanto a la ideología franquista que atribuye al colectivo, no es más que otra muestra de su total desinformación sobre el particular. Dudo que la información que le facilito a continuación le sea de alguna utilidad teniendo en cuenta su peculiar manera de interpretación. Pero aun así me arriesgaré a decirle que desde siempre en el sector del taxi ha existido un amplio colectivo comprometido con, la lucha antifranquista, y si sirviera de algo podría citar un extenso número de taxistas represaliados por este motivo, así como los que pudieron estarlo por apoyar esta lucha desde la clandestinidad.
Por refrescarle algo la memoria le recordaré la fiesta callejera que espontáneamente hicieron muchos taxistas el día que se legalizó el partido comunista.
Para fortalecer su teoría, se basa en la protesta espontánea que, como consecuencia del asesinato de dos compañeros, realizaron un gran número taxistas en las calles de Madrid cortando el tráfico en algunos puntos concretos.
Según esta teoría, ¿en qué plano político sitúa usted a los mineros, agricultores, pescadores, estudiantes, trabajadores de Iberia, Renfe, EMT y un largo etcétera que han convertido a Madrid en el manifestódromo nacional y que, como consecuencia de ello, somos los taxistas los primeros en sufrir los efectos, teniendo en cuenta que nuestro trabajo está en la calle. En cambio, jamás hemos emitido una nota de protesta por este motivo, por entender que es un derecho de todos los colectivos hacerse oír cuando otros procedimientos no dan resultado.
Cuando hace este tipo de afirmaciones da la impresión de que pretende que la democracia sólo sea utilizada por quien a usted le convenga, y eso políticamente tiene el nombre que nos atribuye a nosotros.
En el tema de la subvención de la mampara, que también parece preocuparle, debo aclararle que el taxi es un servicio considerado de utilidad pública, que siempre ha servido de apoyo al transporte público de viajeros, y, por ello, sus tarifas siempre han sido políticas, reguladas por el Ayuntamiento y ahora también por la Comunidad, así cómo por el Ministerio de Transportes.
Que nunca ha recibido subvención de ningún tipo a pesar de todo ello, y por tanto las tarifas políticas que ha soportado ha tenido que hacerles frente con su propio esfuerzo, realizando jornadas de 12 o 14 horas diarias, generando, eso sí, sustanciosos ingresos al Estado a través de todos los impuestos con que está gravado, subvencionando, como todos los españoles, servicios que jamás utilizará, como pueden ser Iberia o Renfe, por no hablar de las reconversiones de Santana o Seat, o el Plan Renove, por no nombrar otros muchos que a usted parecen no preocuparle tanto, como que a los taxistas les reviertan parte de sus impuestos para su seguridad y la comodidad del viajero, ya que paralelamente se está negociando imponer un tipo de vehículo que reúna condiciones para la instalación de esta mampara.
Espero haberle aclarado algo las ideas.-
Secretario de actas y tesorero de la Federación Profesional del Taxi.
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