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Hija de la contradicción

Pilar Lledó Real, viuda con tres hijos, nació hace 51 años en Alcalá de Henares, última hija de un matrimonio formado por un obrero de izquierdas y la hija de su patrón. Una contradicción que, según confesó, ella reproduciría en su vida.Fue una niña solitaria que leía el Ulysses de Joyce a los 11 años, pero se integró, en su años de estudiante de Filosofía Pura, primero en la Federación Universitaria Democrática de Estudiantes (FUDE) y después en la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), una de las referencias maoístas de los últimos años del franquismo. A principios de los setenta, presidió la primera asociación de vecinos de Alealá (época a la que corresponde la foto). También fue fundadora de la directiva de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Madrid. Unas actividades que la llevaron de vez en cuando a la Dirección General de Seguridad y que compaginaba con su pertenencia al consejo de administración de la empresa de su marido. Las elecciones de 1977, en las que fue candidata de la ORT por Madrid, marcaron también un punto de inflexión. Con otros compañeros, como Francisca Sauquillo, Rosa Conde o Martín Toval, ingresó en el PSOE. Allí contribuyó a crear la Asociación de Mujeres Progresistas.

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En 1983 dejó la docencia para ejercer su primer cargo, en la Dirección General de la Juventud de la Comunidad de Madrid. Desde noviembre de 1985 a noviembre de 1988 fue subdirectora de Cooperación Cultural, del Ministerio de Cultura y después subdirectora general de Política Interior del Ministerio del Interior. "Conoce muy bien esta casa, de abajo a arriba", la presentó irónicamente la entonces directora general Carmen Briones, en las altas instancias de Interior.

En julio de 1992, pasando por encima de otras candidatas propuestas por los socialistas coruñeses, dejó de coordinar a los gobernadores civiles para ser uno de ellos. Siguiendo una reciente pero exacta tradición en el Gobierno Civil de La Coruña, estrenó el cargo con una fuerte prueba. La suya fue la catástrofe del Mar Egeo, donde tuvo que organizar la evacuación de barrios enteros y coordinar los distintos servicios que intervinieron. Quienes la conocen admiran su capacidad de negociación con los movimientos reivindicativos. Su única actuación polémica fue durante las protestas estudiantiles por los horarios nocturnos en Santiago de Compostela.

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