Cuñas publicitarias
Cada mañana enciendo la radio y oigo las noticias y los inteligentes comentarios de los analistas de mi emisora favorita. Desafortunadamente, esas valiosas aportaciones se ven interrumpidas por cuñas publicitarias que tienen una constante: mujeres criticonas, sobreprotectoras y, por encima de todo, muy tontas. Es una pena que nuestros anuncian tes entiendan que el 52% de la población responde a ese este reotipo. Oímos a una mujer que le dice llorosa a su marido, que siempre llama al mismo número y él cada vez está en una ciudad diferente, al contestar el teléfono: "¡Tú me engañas!", le increpa. No es eso, señora, es que sólo hay que marcar un mismo número para localizar al abonado, esté donde esté, gracias al nuevo ser vicio de Telefónica. En otro anuncio, una madre irritada le dice a su hijo que para qué se va a ir a Cancún si en España hay unas playas preciosas. Pero cambia inmediatamente de actitud cuando la varonil voz en off le in dica que, gracias a la compra de un billete, el otro le sale gratis con determinada compañía aérea. Ahora la mujer está conten ta, sumisa, y hasta le pregunta a su hijo qué tal le queda el biquini. El hijo, pobre hombre, se lamenta: "Madre mía...". Luego está el hombre que llega a una casa fría y encuentra una nota en la que su esposa le dice que hasta que no instale una determinada calefacción no volverá a su lado. Normal, ¿no? Ella necesita al marido para que llame al instala dor de la calefacción. En fin, el panorama es triste, queridos anunciantes.-